Me propongo no seguir dándoles la murga con esto de las actividades diversas que da de si el confinamiento ni volver a marearles con la nostalgia que me entra por no poder abrazar a mis padres, a mis hermanas y a mis sobrinas. Por no poder compartir un vino con mi amiga Dolores o un paquete de Munchitos con mi amiga Arantxa. Que nadie se ofenda si no es nombrado en el anterior párrafo, este no es un ejercicio de prioridades pero por el contrario si que es mi lista de urgencias cuando todo esto termine. Aunque siendo absolutamente franca, también les diré que desde que pueda me daré por paseito por Zara.
Así la vida que le ha dado por ponerse puñetera y llenarnos de incertidumbres y temores, hasta ahora desconocidos, he de decir que nuevas personas a las que no le pongo rostro ni nombre me llenan de alegría mis días bucle. Esos caprichos del destino primo puñetero de la vida en lo bueno y en lo malo, hizo que una amiga sacara a colación el tema de este blog y de lo útil que le está siendo a mucha gente, porque todos, nos guste más o menos, estamos «obligados» a cocinar en casa si queremos seguir nutriéndonos. Pues mi amiga que establece el diálogo y de paso me echa el cable y la cuña publicitaria, el receptor, nada más y nada menos que un héroe sin capa, un Policía Judicial de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria y va el héroe y le responde -Pero si yo ya la sigo y hago sus recetas!!!!!
Ustedes que dedican tiempo a este blog estarán ahora mismo pensando que soy pánfila, que claro que alguien habrá ahí detrás, leyendo y haciendo pero no se crean que yo lo tengo tan claro. Una sabe de sus amigas, incondicionales hasta para ordenar un ropero o acompañarte a una maratón, sabe de sus padres, de sus primas, de sus tías, de su suegra, de sus cuñadas, pero créanme que pienso o quiero pensar que la cosa se queda ahí. Entonces es cuando surge la magia, cuando sabes que más allá de la gente que te quiere, hay personas anónimas para mí que me siguen.
¿Se lo imaginan? cuando los descubres es más grande el regalo que sientes que el subidón que me daba de niña ver el sofá del salón la mañana de los Reyes Magos. Así que gracias al Poli, por leer y por confiar en estas recetas. Si yo no era consciente de que gustara, él tampoco lo es del regalo que me hace cada vez que dedica tiempo a este blog.
Así que como de certezas va la cosa, aquí va una receta que exceptuando en Italia, el resto del mundo no la cocina correctamente. Aquí va hoy una auténtica carbonara. Con los ingredientes que lleva, que les adelanto les será difícil encontrarlos pero les daré las equivalencias y si la siguen al pié de la letra, verán que nunca más volverán a comer la pasta carbonara sucedánea.
INGREDIENTES:
- 150 gr. de Guanciale (sustituible por bacon o panceta, mejor si es ahumada)
- 3 yemas de huevo
- 500 gr. de pasta (lo mejor son spagueti o tagliatelle)
- 100 gr. de queso pecorino (sustituible por queso parmesano)
- Pimienta negra
PREPARACIÓN:
Lo primero que haremos será cortar en cuadritos el guanciale o el bacon o la panceta. Lo saltearemos bastante, casi hasta que quede crujiente y lo reservaremos en la sartén pero fuera del calor.
Mientras salteamos, bien el guanciale o sus equivalentes, aprovecharemos para ir rallando el queso, bien pecorino o bien parmesano. Rallaremos por completo los 100 gr. y lo siguiente será cascar los huevos y nos quedaremos solo con las yemas. Las claras no las utilizaremos así que pueden guardarlas para hacer un merengue de postre.
Batiremos muy bien las yemas y les añadiremos todo el queso rallado. Mezclaremos muy bien hasta que se quede una especie de pasta untuosa.
Una vez que el guanciale o equivalente esté atemperado, verteremos un chorrito de la grasa que ha soltado sobre las yemas con el queso y volveremos a batir. Es importante que para este paso, el guanciale o equivalente no esté muy caliente porque de lo contrario, las yemas se «cocinarían» y nos debe quedar como resultado final una salsa tan solo con los tropezones del guanciale o bacon. Una vez vertida y mezclado el conjunto, reservamos.
Ahora llega el momento de cocinar la pasta y la haremos siguiendo las instrucciones del fabricante y que nos dé como resultado una pasta al dente. Cuando quede apenas un minuto para que la pasta esté hecha, con la ayuda de un cucharón de sopa, verteremos un cucharón de agua de la cocción de la pasta sobre las yemas queso y grasa de guanciale que teníamos reservado. La integramos bien y ya casi tendremos lista la salsa carbonara. Verán que al mezclarlo, la salsa se tornará a un color mucho más blanco. Reservamos
Escurrimos la pasta ligeramente, no la pasen ahora ni nunca por agua fría. La vamos sacando del caldero donde se ha cocinado y la iremos colocando directamente en la fuente donde vayamos a servir la pasta. Una vez la tengamos, verteremos la salsa por encima y coronando el conjunto, los tropezones del guanciale o bacon. Un toque de pimienta negra y corriendo a la mesa a disfrutar de esta deliciosa y exquisita pasta auténtica carbonara.
Casi pero no.
Los ingredientes si son esos y el proceso iba bien hasta casi la mitad. En realidad las pasta se saca del caldero y pone en la sarten con la carne, se le va añadiendo un poco del agua de la cocción a medida que lo pida y luego se incorporan las yemas con el queso y se sigue moviendo,se le añade pimienta.
Se tiene que seguir moviendo para que entre el agua y el resto de elementos se forme una salsa junto a la pasta y se sirve.
Muchas gracias Adrián, la hice así porque así me enseñaron pero la próxima probaré sin dudarlo, como me dices.
Vane que rico!!!!! ya nos solucionaste el plato del fin de semana
te queremos y te echamos muchísimo de menos !!!
gracias infinitas