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Galletas

Una tarde cualquiera de un día cualquiera, siempre es buen momento para entrar en la cocina y ponernos a hacer galletas. El proceso es entretenido y mata y disipa como nada las noticias que nos llegan, las reales y las falsas. Dejamos de darle vueltas al cómo será el desconfinamiento y dejamos de mirarnos los dedos para contar los días que nos faltan para estar con los que queremos y no podemos. Por el contrario, los usamos para darle forma redondita a estas galletas, unas de choco negro y otras de choco blanco, porque en esta casa cada paladar tiene sus papilas diferentes. Mira que en materia de color de ojos, de forma de dedos en los ñoños y hasta en la postura para leer el periódico, unos se parecen a mamá y en otras cosillas a papá, pero en materia de gustos tenemos discrepancias. En este campo trabajó poquito la genética.

Lo dicho, entramos en la cocina, aparcamos las noticias, las horas, los días, las llamadas, video llamadas y los grupos de WhatsApp. Se paga la tablet, se deja el libro en la mesa a la espera de que caiga la noche. Se cierra la caja del Monopoly, se pone  el smartphone en modo avión y llenamos la casa con el sonido de las varillas contra la fuente donde mezclamos. Se oyen los pitidos del horno, marcando los pasos del tiempo de cocción, nos perfumamos nosotros y la casa con los olores que solo unas galletas caseras son capaces de fluir y nuestra nueva prisa es que se atemperen rapidito para sentarnos a merendar en la mesa con un buen Cola Cao o un cafecito con leche.

Si tienen la suerte de que alguna quede para el desayuno, ya tendrán el resto del día arreglado porque son tan deliciosas y golosas que nada estropeará las horas que queden por delante.

Sin duda nos están faltando muchos momentos dentro de esta nueva realidad. Ratitos y situaciones que todos echamos de menos en algún momento del día. No les voy a contar que las galletas son mágicas, ni que contienen algún elemento que nos ayude a disipar los recuerdos, no sería cierto, pero si les diré que tenemos la oportunidad de hacerlas y de crear nuevos recuerdos,  bonitos y de los buenos. Pueden ser algo así como las galletas que ayudaron a pasar mejor el ratito confinado. Porque cuando pase el tiempo, este período solo nos habrá parecido un ratito. Será algo así como la suma de varios pestañeos pero de los pestañeos fastidiados que te dejan una pestaña dentro del ojo. Y como fastidia…. Así que vamos al contraataque, a sacar y aprender cosillas nuevas y que nada ni nadie pare nuestras ganas de salir de esta.

 

INGREDIENTES:

  • 125 gr. de chocolate negro para fundir.
  • 125 gr. de chocolate blanco para fundir.
  • Dos huevos.
  • 200 gr. de harina.
  • Una cucharadita tamaño moka de levadura química.
  • 50 gr. de azúcar blanca.
  • 60 gr. de mantequilla.
  • Azúcar glass.
  • Cacao en polvo.

MODO DE HACERLAS

Prepararemos los ingredientes por mitades porque utilizaremos la mitad para las galletas de chocolate negro y la otra mitad para las de chocolate blanco. Todos, excepto el azúcar ya que para las galletas de chocolate blanco no utilizaremos azúcar porque este chocolate ya es demasiado dulce.

Así que tal y como aprecian en la foto, para las galletas de chocolate negro prepararemos: 125 gr. de chocolate negro para fundir, un huevo, 100 gr. de harina, media cucharadita de levadura química, los 50 gr. completos de azúcar blanca, 30 gr. de mantequilla y el azúcar glass será para rebozarlas antes de la cocción.

Para las de chocolate blanco lo prepararemos exactamente igual, a excepción del azúcar. Estas las rebozaremos en cacao en polvo.

Empezaremos derritiendo el chocolate al baño María junto con la mantequilla. Debemos de procurar que el agua donde meteremos el caldero con el chocolate, no hierva en ningún momento. Yo siempre la mantengo a potencia 6. Una vez derretido, dejamos dentro del caldero, pero fuera del agua y reservamos hasta que se atempere.

 

Mientras se atempera, podemos ir batiendo el huevo con el azúcar hasta que se blanquee el color del huevo.

Una vez conseguido y ya con el chocolate atemperado, verteremos este con el huevo y el azúcar hasta integrarlo todo muy bien.

Ahora mezclaremos la harina con la levadura y con ayuda de un tamizador o un colador de rejilla, iremos incorporando la harina a la mezcla del chocolate y huevo. A partir de este momento será mejor utilizar una espátula para mezclarlo todo porque con las varillas nos costará más trabajo.

Una vez que tengamos toda la harina incorporada, el resultado será una mezcla bastante pastosa. La taparemos bien y la guardaremos en la nevera, como mínimo una hora.

Empezaremos con el proceso de las galletas de chocolate blanco. Para ello fundiremos igualmente el chocolate al baño María junto con la mantequilla. Cuando lo tengamos, en este caso se queda mucho más denso y no tan cremoso como el chocolate negro, retiramos del fuego y reservamos hasta que se atempere.

Ahora batiremos bien el huevo, recuerden que estas no llevan azúcar y le incorporaremos el chocolate blanco una vez esté atemperado. Mezclamos e integramos con el huevo. Una vez tengamos la mezcla, que después de unir con el huevo será cremosa, incorporaremos la harina con la levadura ayudándonos de un tamizador o colador de rejilla.Cuando ya esté todo integrado, tapamos y a la nevera, mínimo una hora.

Cuando ya haya pasado el tiempo, ayudándonos con una cuchara, iremos cogiendo cucharadas de masa, haremos bolas con las manos y las aplastaremos ligeramente. Las de chocolate negro las rebozaremos en azúcar glass y las de chocolate blanco en cacao en polvo.

Mientras les vanos dando forma a todas las galletas, encenderemos el horno a 180º calor arriba y abajo y sacaremos la rejilla del horno y le colocaremos una hoja de papel vegetal o encerado para el horno.

Sobre esta iremos colocando una a una nuestras galletas. No peguen unas con otras porque crecen un poquito al calor del horno.

Introduciremos en el horno durante 12 minutos y ya estarán listas. El resultado serán unas galletas crujientes por fuera y con textura de bizcocho o queque por dentro. Si las dejan de un día para otro, el interior también se irá volviendo crujiente como el exterior. En lata, se conservan hasta tres días.

Feliz tarde de galletas en casita!!!!

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