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Mus de yogur y mango

Cuando era niña, en casa teníamos por costumbre terminar la comida con algo dulce. Unos días podía ser un postre trabajado, con su tiempo preciso y sus medidas exactas. En otras, que eran la mayoría, con un bollito de anís a la vez que tomaban los adultos el café o el buchito como mi abuela lo llamaba ya dábamos por finalizado el almuerzo y después tocaba tele novela o serie, según la tendencia. Continuar leyendo «Mus de yogur y mango»

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Pavo con miel y mostaza

Podría entretenerme escribiendo más de cien adjetivos sobre esta receta y todos serían buenos. Sabrosa, agridulce, deliciosa, suave, tierna, sencilla, etcétera y etcétera. Aunque podría seguir. Absolutamente atemporal y lo mismo cabe en la mesa de todos los días para el almuerzo o la cena que en cualquier celebración que se presente.

Mi único temor cuando la preparo es que no paro de comerla hasta que no termino y limpio el resto de salsa con lo que pille. Cualquier guarnición le queda bien, arroz, papas, verduras, ensalada y el pan no debe faltar.

La sensación cuando la prueben verán que es algo así como cuando quedas con amigas o amigos que hace tiempo que no ves. Inicialmente nos invade cierta pereza, pero una vez vas y te reencuentras, todos los asistentes a modo de coro dicen al despedirse Que no pase tanto tiempo sin vernos, Venga a poner fecha ya para vernos una vez al mes….

Abandonen la pereza y entren en la cocina a hacer este pavo. Verán que una vez lo prueben dirán eso de, en menos de un mes volvemos a repetir. No necesitarán ni agenda que se los recuerde.

 

INGREDIENTES:

  • Dos pechugas de pavo.
  • Mostaza de Dijon.
  • Sal gruesa.
  • Pimienta negra.
  • 150 ml. de caldo de pollo.
  • 100 ml. de nata para cocinar.
  • Aceite de oliva.

ELABORACIÓN:

Comenzaremos secando bien las pechugas y disponiéndolas sobre una tabla para que nos sea más sencillo trabajar con ellas. Encenderemos el horno a 250º calor arriba y abajo.

Salpimentaremos las pechugas por ambos lados.

Engrasaremos sutilmente la base de una fuente apta para horno con aceite de oliva y seguidamente untaremos las dos pechugas por ambos lados con la mostaza de Dijon.

Una vez untadas, las colocaremos en la fuente de horno que habíamos engrasado y la introduciremos en el horno a la misma temperatura durante 15 minutos.

Mientras transcurren los 15 primeros minutos, iremos haciendo la base la salsa que acompañará las pechugas. Para ello, llevaremos a ebullición el caldo de pollo.

Una vez rompa el hervor, salpimentaremos el caldo ligeramente, bajaremos la potencia del calor a temperatura media y añadiremos la nata. Mezclaremos bien con ayuda de unas varillas y dejaremos a potencia media para que la salsa se vaya reduciendo.

 

Una vez transcurridos los 15 primeros minutos, bajaremos la potencia del horno a 200º y calcularemos 10 minutos más. Pasados los 10 minutos, sacaremos la bandeja con las pechugas del horno. No apaguen el horno. Sobre la marcha, pintaremos con miel ambos lados de las pechugas.  Volveremos a introducir la bandeja en el horno y calcularemos otros 10 minutos más.

 

Una vez finalizada la cocción, sacaremos del horno y dispondremos las pechugas sobre una tabla de corte pero no las cortaremos sobre la marcha. Las dejaremos reposar y las cubriremos con papel de aluminio. Las mantendremos así unos 15 minutos. Los restos que han quedado en la bandeja de los jugos, mostaza y miel, los verteremos en el cazo donde tenemos la salsa y batiremos con las varillas hasta integrarlo todo.

 

Pasados los 15 minutos ya podremos cortar las pechugas en medallones del tamaño que más nos guste. Colocaremos sobre una bandeja y serviremos la salsa aparte.

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Ensalada de col

Cuando era más pequeña y aún durante la adolescencia, uno de mis planes perfectos de domingo era ir a encargar pizzas y ensalada de col a la Pizza Real. Mis padres vivían y viven relativamente cerca, así que como era mi antojo dominguero, si mis padres tenían a bien concedérmelo, me calzaba y rauda y veloz caminaba Más de Gaminde arriba a por las pizzas y la ensalada. No ponía ni el más mínimo reparo.

Las colas de gente con la mismas ganas que las mías, se vislumbraban desde una calle antes de llegar y los smartphones no existían. Que yo recuerde no había ni turno-matic. Cola pura y dura y a esperar entreteniéndome en mis pensamientos. A mis hijos, cuando se los cuento, les parece que le estoy hablando de otro planeta. Para ellos, no mirar la pantalla del móvil durante dos segundos, es perder el tiempo.

La pizza siempre era la Reina y la ensalada de col, el formato más grande. El regreso lo hacía aún más rápido que la ida y hasta vergüenza me da contarles que el menor tiempo empleado en toda esta excursión, era cuando me las comía.

Hoy, tristemente para mí y para los miles de adeptos que tenían, ya no existe la Pizza Real. Así que cuando evoco aquellos domingos de carreras, de esperas y de deliciosa digestión,  me alegro por mí y por no haber crecido absorta entre tanta tecnología y recordar hoy con nostalgia la sonrisa de Montse atendiendo los pedidos. A aquel señor, del que nunca supe su nombre, con su bigote característico, su memoria para saber a quién le entregaba cada caja y cada bolsa (jamás se equivocó y éramos unos cuántos esperando siempre). Recuerdo a los cocineros, apurados, ágiles y dispuestos, alzando masas de pizzas al aire con maestría digna de los mejores juegos malabares. Y sobre todo, el sabor de mi pizza Reina y de la ensalada de col, ya hoy irrepetibles. Me alegro, me alegro por mí y me alegro tanto de no haber estado mirando una pantalla y dejarme hoy que me invada la nostalgia y me active hasta llevarme a la cocina y prepararme esta ensalada de col.

 

INGREDIENTES:

  • Media col blanca.
  • Dos zanahorias medianas.
  • Una manzana verde.
  • Cuatro cucharadas soperas de mayonesa.
  • Una cucharada sopera de mostaza de Dijon no granulada.
  • Dos cucharadas soperas de vinagre de manzana.
  • Sal gruesa.
  • Pimienta negra.
  • Una cucharada sopera de crema de leche, en su defecto podemos usar nata para cocinar.

 

ELABORACIÓN:

Comenzaremos lavando bien los tres ingredientes sólidos y rasparemos la piel de las zanahorias. Yo, particularmente lavo bien la manzana pero no la pelo, la utilizo con cáscara.

Seguidamente y ayudándonos de un cuchillo bien afilado, partiremos en tiritas la col y la dispondremos en la ensaladera en que vayamos a servirla.

Rallaremos las zanahorias y la añadiremos a la misma ensaladera junto con la col.

 

Haremos lo mismo con la manzana, rallaremos y a la ensaladera.

En un cuenco aparte prepararemos la vinagreta. Comenzaremos vertiendo la mayonesa.

Añadiremos la mostaza.

Verteremos la cucharadas de vinagre y salpimentaremos

 

Mezclaremos a falta de incorporar la crema de leche. Prefiero mezclar estos ingredientes primero hasta que no queden grumos.

Por último incorporaremos la crema de leche o la nata y volveremos a mezclar hasta que nos resulte una salsa cremosa y lisa.

Verteremos la salsa sobre la ensalada y mezclaremos muy bien hasta que quede totalmente integrada.

El verdadero sabor y toda la potencia se conseguirá después de un buen rato en nevera. Mínimo dos horas. Ese es el auténtico secreto que da sabor a esta ensalada. Taparemos y reservaremos en nevera y a disfrutarla porque ya verán qué deliciosa y fresquita estará.