Podría entretenerme escribiendo más de cien adjetivos sobre esta receta y todos serían buenos. Sabrosa, agridulce, deliciosa, suave, tierna, sencilla, etcétera y etcétera. Aunque podría seguir. Absolutamente atemporal y lo mismo cabe en la mesa de todos los días para el almuerzo o la cena que en cualquier celebración que se presente.
Mi único temor cuando la preparo es que no paro de comerla hasta que no termino y limpio el resto de salsa con lo que pille. Cualquier guarnición le queda bien, arroz, papas, verduras, ensalada y el pan no debe faltar.
La sensación cuando la prueben verán que es algo así como cuando quedas con amigas o amigos que hace tiempo que no ves. Inicialmente nos invade cierta pereza, pero una vez vas y te reencuentras, todos los asistentes a modo de coro dicen al despedirse Que no pase tanto tiempo sin vernos, Venga a poner fecha ya para vernos una vez al mes….
Abandonen la pereza y entren en la cocina a hacer este pavo. Verán que una vez lo prueben dirán eso de, en menos de un mes volvemos a repetir. No necesitarán ni agenda que se los recuerde.
INGREDIENTES:
- Dos pechugas de pavo.
- Mostaza de Dijon.
- Sal gruesa.
- Pimienta negra.
- 150 ml. de caldo de pollo.
- 100 ml. de nata para cocinar.
- Aceite de oliva.
ELABORACIÓN:
Comenzaremos secando bien las pechugas y disponiéndolas sobre una tabla para que nos sea más sencillo trabajar con ellas. Encenderemos el horno a 250º calor arriba y abajo.
Salpimentaremos las pechugas por ambos lados.
Engrasaremos sutilmente la base de una fuente apta para horno con aceite de oliva y seguidamente untaremos las dos pechugas por ambos lados con la mostaza de Dijon.
Una vez untadas, las colocaremos en la fuente de horno que habíamos engrasado y la introduciremos en el horno a la misma temperatura durante 15 minutos.
Mientras transcurren los 15 primeros minutos, iremos haciendo la base la salsa que acompañará las pechugas. Para ello, llevaremos a ebullición el caldo de pollo.
Una vez rompa el hervor, salpimentaremos el caldo ligeramente, bajaremos la potencia del calor a temperatura media y añadiremos la nata. Mezclaremos bien con ayuda de unas varillas y dejaremos a potencia media para que la salsa se vaya reduciendo.
Una vez transcurridos los 15 primeros minutos, bajaremos la potencia del horno a 200º y calcularemos 10 minutos más. Pasados los 10 minutos, sacaremos la bandeja con las pechugas del horno. No apaguen el horno. Sobre la marcha, pintaremos con miel ambos lados de las pechugas. Volveremos a introducir la bandeja en el horno y calcularemos otros 10 minutos más.
Una vez finalizada la cocción, sacaremos del horno y dispondremos las pechugas sobre una tabla de corte pero no las cortaremos sobre la marcha. Las dejaremos reposar y las cubriremos con papel de aluminio. Las mantendremos así unos 15 minutos. Los restos que han quedado en la bandeja de los jugos, mostaza y miel, los verteremos en el cazo donde tenemos la salsa y batiremos con las varillas hasta integrarlo todo.
Pasados los 15 minutos ya podremos cortar las pechugas en medallones del tamaño que más nos guste. Colocaremos sobre una bandeja y serviremos la salsa aparte.
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