Pasta a la amatriciana

Esta es una de mis recetas de pasta favorita. La puedes preparar con cualquier tipo de pasta como, espaguetis, macarrones, tortellini. La que más se te antoje o de la que dispongas en la despensa. Potente, picante y sabrosa. Más tradicional que el folclore pero jamás ha dejado de estar en el top de las mejores recetas italianas y así lo han protegido y convertido en patrimonio, otorgándole a la salsa que hace sublime esta receta, denominación de origen.  La auténtica ha de cocinarse con guanciale que es la papada del cerdo curada, además de que dicho guanciale deba ser originario de Amatrice  pero desde ya les adelanto que si no se dan un saltito por Italia, en España no van a encontrar este ingrediente. Así que para no andarnos con complicaciones y poder acercarnos a esta maravilla, he sustituido el guanciale por bacon ahumado. También pueden sustituirlo por panceta, entre estos dos ingredientes, elijan el que más les guste.

Todo lo demás es asequible y los pasos a seguir, de lo más sencillos. A esto le sumamos cariño y buena compañía y les garantizo que no se olvidarán esta pasta nunca jamás.

 

INGREDIENTES:

• 150 gr. de bacon ahumado.
• 400 ml. de salsa de tomate, mejor si es casera.
• 50 ml de vino blanco seco.
• Aceite de oliva.
• 100 gr. de queso parmesano o queso de oveja curado.
• Una guindilla.
• 400 gr. de macarrones (o la pasta que prefieran)
• Sal gruesa.
• Pimienta negra.

 

ELABORACIÓN:

Comenzaremos haciendo la salsa y para ello, en un caldero bajo de buen diámetro,  verteremos un hilo de aceite de oliva y cuando esté caliente, saltearemos el bacon hasta que quede crujiente. Incorporaremos también desde el principio la guindilla para que vaya hidratándose e impregnando el picante tan característico de esta receta.

Una vez salteado el bacon, verteremos el vino blanco y lo dejaremos a fuego medio hasta que se evapore el alcohol. Debemos mantenerlo al calor hasta que veamos que el vino se haya evaporado.

Si no les gusta mucho el picante, en este momento retiraremos la guindilla, si por el contrario son de paladares valientes, la dejaremos hasta el final de la elaboración porque se irá deshaciendo y mezclándose con el resto de la salsa. Verteremos ahora la salsa de tomate y bajaremos a potencia baja el calor.

Mantendremos la salsa al calor, coceremos la pasta siguiendo las indicaciones del fabricante para dejarla al dente. Mientras se cuece, rallaremos el queso elegido. Una vez cocida la pasta, la escurriremos ligeramente y la incorporaremos al caldero donde hemos hecho la salsa. En este momento, apagaremos completamente el calor.

Por último, incorporaremos el queso rallado, daremos un toque de pimienta negra recién molida, mezclaremos bien y serviremos sobre la marcha.