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Huevos al plato

Mi abuela siempre decía que en una casa donde se tuvieran papas y huevos, no se pasaban ganitas de comer. Rara era la cena en que ella no entraba a la cocina a prepararnos papas con huevo y tomates fritos o una sencilla tortilla francesa. Si estaba más inspirada, podía llegar a caernos una tortilla de papas, hasta que la artrosis hizo mella y se nos acabó la mejor tortilla de papas de toda la Vía Láctea.

Para ella, el huevo tenía muchísimo alimento, mejor dicho, la yema del huevo y si la acompañabas de alguna proteína o de otra verdura, entonces decía que con eso te rendían las neuronas para poder estudiar al día siguiente y hacerte gente de provecho.

Cuando destinaba una mañana entera a hacer su salsa de tomate, tan única como ella, sabíamos que esa noche nos caían huevos al plato, con sus guisantes y su buen jamón serrano y preparándonos esto, ya ella sabía que al día siguiente íbamos a estar más despiertas y más protegidas de virus y bacterias porque como siempre nos repetía, el dinerito hay que gastarlo en alimento para no tener que gastarlo en medicamento.

 

INGREDIENTES:

 

  • Dos huevos (en una cena para dos)
  • 300 gr. de salsa de tomate casera.
  • 150 gr. de guisantes.
  • 150 gr. de jamón serrano, mejor si es ibérico.
  • No se olviden de pan para mojar.

 

ELABORACIÓN

 

Como todas las recetas de abuelas, ésta también tiene su técnica pero es bien sencilla y como casi todo lo que va bien en cocina, no es otra que aplicarle sentido común a la hora de hacer el huevo. Comenzaremos la receta hirviendo durante 10 minutos los guisantes. Los guisaremos partiendo del agua fría y,  los tendremos hirviendo 10 minutos. Pasado este tiempo, los pondremos a escurrir para que estén bien sequitos a la hora de emplearlos.

Cuando ya tengamos listos los guisantes, podremos ir encendiendo el horno a 180º calor arriba y abajo. Entre tanto iremos vertiendo la salsa de tomate en una fuente para horno. Mi abuela nunca los preparaba juntos, sino que disponía una cazuela de barro por cada huevo que fuera a cocinar.

Una vez secos los guisantes, los repartiremos por encima de la salsa de tomate, dejando la parte central de la cazuela libre y con la ayuda de un separador de huevos, separaremos las claras de las yemas.

Reservaremos las yemas y dispondremos con cuidado las claras sobre el hueco central que habremos dejado en los guisantes.

Introduciremos la cazuela en el horno hasta que apreciemos que las claras ya están cuajadas. Es muy fácil identificar este paso porque se volverán de color blanco.  Normalmente tardan unos 7/8 minutos en cuajar pero será mejor ir vigilando la cocción.

Una vez tengamos la clara de color blanco y con sumo mimo y cuidado, verteremos la yema sobre el centro de la clara ya cuajada.

Volveremos a introducir en el horno y calcularemos 3 minutos más. Con esto conseguiremos que la yema quede en su punto y perfecta para mojar y divertirte de lo lindo comiéndote este plato. Pasados los 3 minutos, retiraremos inmediatamente del horno y serviremos en la misma cazuela. Pondremos en la mesa el jamón, lo más picadito posible y con la cazuela aún muy caliente, repartiremos jamón a discreción sobre toda la superficie.

Verán como la yema se queda muy melosa y ésta precisamente es la técnica para que queden perfectos, porque si desde el principio del horneado introdujéramos la yema, esta se quedaría muy seca porque tarda más en cuajar la clara.

Y ya tendrían lista la cena perfecta y rápida, siempre y cuando se tenga la salsa de tomate preparada, con sabor a recetas de siempre y si seguimos los consejos de mi abuela, esta receta resulta ser de lo más equilibrada. Eso sí, no se les ocurra ponerle sal a la yema, aunque esto ayude a la cocción porque añadiéndole el jamón, ya vamos bien de sal. Tampoco se les ocurra hornear el jamón porque se quedará seco y concentrará aún más la sal. Con que le dé ese punto de calor al servirlo justo después de sacar la cazuela del horno, se quedará perfecto y repartirá todo su aroma por el plato.

6 opiniones en “Huevos al plato”

  1. Huy, qué recuerdos… mi madre hacía mucho esto, y también a la flamenca (que son primos hermanos).

    Y sí, todas las abuelas del mundo son doctoras en tortilla de papas, yo creo que el título se obtiene cuando te dan el DNI con validez permanente.

    1. Muchas gracias por tu comentario, Alodia. Cuánta razón tienes!!!! Recuerdo perfectamente mi impacto cuando supe los del DNI permanente de mi abuela. Un abrazo!

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