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Aperitivos navideños

Se acerca la cena de Navidad y ya empiezan a ser cotidianas las conversaciones sobre la cena, dónde pasas las fiestas, con quién pasas las fiestas, dónde conseguiste reserva para la cena de empresa, ya empezaste a ejercer de Elfo y la siempre importantísima charla sobre la cena de navidad, qué vas a preparar??????

Empezar con el consomé de la semana pasada siempre es la mejor opción pero después tiene que caer algo de marisquito, cocido o a la plancha, pero a las boquitas que vienen a casa les encanta un pica de aquí y pica de allí, mientras el horno termina de hacer el plato principal. Ese pica pica que te llena para después dejar desolado al solomillo, al cordero o al cochinillo porque se llenan picando, pero es que les encanta y la carne se queda para rellenar canelones el 25.

Así que año tras año, empiezan llamando mis sobrinas, pidiendo algo con aguacate, mi hijo Pablo que por su sonrisa y sus ojos no he aprendido a decirle que no a casi nada y me pide los chips de parmesano. Mi hija Sara, también adicta al aguacate (debe ser mochila genética) mi madre y sus cestitas de berberechos porque le traen a la mesa a su amiga hermana Irene a la que sigue echando de menos cada día y el foie para mi chico, para mi cuñado, para mi tía, para mi primo, para mi padre…… Y esta es la razón de esta entrada en el blog. La selección de mi adorada familia para picar entre consomé y segundos, selección de caprichitos ricos que llenan de sonrisas la mesa navideña, mientras exclaman -Vane! te acordaste??? Hiciste las cestitas!!!!! (hágase la misma frase con chips de parmesano, chupitos con aguacate y foie)

INGREDIENTES PARA LAS CESTITAS DE BERBERECHOS

(salen 24 cestitas)

  • 24 cestitas de hojaldre tamaño pequeño (las venden en todos los supermercados)
  • 200 mml de salsa bechamel (200 mml de leche fría, 20 grs de harina simple de trigo, 15 grs de mantequilla o aceite de oliva, sal gorda y pimienta negra
  • 1 lata de Berberechos (entera, no tirar el agua)

MODO DE HACERLAS

Empezaremos haciendo la salsa bechamel. En una sartén ponemos a derretir los 20 grs. de mantequilla, lo haremos a fuego medio, porque si se derritiera rápido cogería un gusto un tanto repugnante e imposible de arreglar. Cuando ya la mantequilla esté completamente derretida, incorporaremos los 20 grs. de harina simple. Mucho mejor si la incorporamos ayudándonos de un tamizador si no lo tenemos,  lo vamos haciendo con una cuchara dando golpecitos para que no caiga toda de pronto y se empiecen a hacer grumos. Desde este momento, hay que coger un batidor de varillas y dar vueltas constantemente por eso no les puedo subir fotos del proceso. La bechamel es una salsa simple pero bastante mimosa. Damos un par de vueltas para que la harina se tueste y empezaremos a incorporar la leche fría poco a poco, hasta completar los 200 mml de leche. Seguimos dando vueltas, seguimos a fuego medio, hasta que veamos que la salsa comienza a espesar. Para hacer las cestitas, el punto es medio espesa.  Una vez conseguido, salpimentaremos al gusto (serán más o menos 7 minutos a temperatura media y sin parar de dar vueltas!!!) Pasaremos toda la salsa a un recipiente hondo y añadiremos el contenido completo (agua y todo) de la lata de berberechos y mezclaremos bien, hasta que todo quede bien unido, sobre todo el agua de los berberechos.

Ahora pondremos a precalentar el horno a 200º calor solo por arriba (función gratinar, sin ventilador) y en una bandeja tipo Pyrex para horno, iremos disponiendo las cestitas mientras las vamos rellenado ayudándonos de una cuchara tamaño postre para que se puedan rellenar más fácilmente (hay que ser un poco delicados)

Al rellenar procuren que siempre caigan berberechos dentro de cada cestita. Una vez las tengamos todos rellenas y colocadas en la bandeja, meteremos en el horno a gratinar a 180º durante 5 minutos y primer aperitivo listo!

Lo mejor es servirlas nada más sacar del horno. Son más ricas calentitas que frías o templadas.

INGREDIENTES FOIE AL PEDRO XIMENEZ

  • 1 lata de Foie de oca
  • 1 paquete de millos tostados (kikos para los que no me entiendan) pequeño.
  • 1 buen chorro de reducción de Pedro Ximénez (lo encuentran en cualquier supermercado en la zona de vinagres)VAMOS A ELLO QUE SON TRES COSILLAS DE NADA….

    Sacamos el bloque de foie de la lata o del paquete que traiga, lo metemos en un tupper o lo envolvemos en film y al congelador, al menos unos 40 minutos.Sacamos del congelador, lo dejamos ablandar unos cinco minutos y empezamos a rallarlo como si fuese una zanahoria. En la bandeja que lo vayamos a servir echaremos un buen chorro de reducción de Pedro Ximénez y pintaremos la base. Colocamos encima el foie rallado y casi por último ayudándonos de una picadora eléctrica, preferiblemente, picamos el millo hasta dejarlo casi en polvo aunque puede quedar algún tropezón que da una textura interesante.Echamos por encima el polvo del millo y volvemos a echar un buen chorro por encima del conjunto de reducción de Pedro Ximénez. Unas tostas de pan bizcochado o un pan artesano ligeramente tostado,  unos cuchillos de untar monos y ya tienes un  entrante espectacular y sabroso para abrir el apetito o acabar con el del todo.INGREDIENTES PARA LOS CHUPITOS DE AGUACATE Y LANGOSTINOS

  • 2 Tomates rojos y en punto exacto de maduración para que no se vacíen al partirlos.
  • 1 Cebolla morada
  • Un buen chorro de limón
  • 3 Aguacates maduros
  • Sal gorda
  • 18 Langostinos cocidos y pelados
  • 12 vasos bajo de cristal para la presentación

VAMOS A HACERLO…

Primero cortamos los tomates en cuadritos y rellenamos la parte baja de cada vaso.

Ahora chafaremos los aguacates (que deberán de estar maduros) y haremos  una papilla con ellos añadiéndoles un buen chorro de limón o si tuviéramos que estamos en época de lima y sal gorda. Picamos ahora muy menuda la cebolla morada y la incorporamos al puré de aguacate. Con este puré rellenemos los vasos con un dedo más de altura, sobre los tomates picados.

Y por último y teniendo previsto que ya los langostinos deben de estar guisados y pelados, los vamos cortando en pedazos y vamos incorporando langostino y medio en pedacitos en cada vaso.

Y el resultado es el aperitivo ideal  para disfrutar, metemos cuchara larga, llegamos hasta el fondo del vaso y procuramos pillar de los tres pisos y llevarlos a la boca.

INGREDIENTES CHIPS DE PARMESANO

  • 200 grs de queso parmesano reggiano
  • Un buen rallador

MODO DE HACERLAS

Pues aquí ya va el cuarto y último aperitivo de todos, el más sencillo y el más intenso de sabor y eso lo hace absolutamente adictivo.

Solo tendremos que rallar muy finamente el taco de queso parmesano y mientras lo hacemos, encenderemos el horno a 200º, calor arriba y abajo, importante que activemos función ventilador para que se vaya calentando. También es importante que antes de calentar el horno, saquemos la bandeja porque la necesitaremos fría.

Ahora cogeremos la bandeja del horno y la cubriremos de papel vegetal para horno e iremos haciendo montoncitos que aplastaremos con cuidado, haciendo círculos del tamaño de una galleta.

Cuando ya tengamos la bandeja completa, la meteremos en el horno durante 5 minutos. Verán que el queso se funde rápidamente e incluso se empiezan a tostar los bordes. Sacamos del horno.

Y ahora dejaremos que se sequen bien y se solidifiquen en la misma bandeja del horno y pasados unos 10 minutos ya estarán templadas y las podremos emplatar.

Acompañarlas de una mermelada de tomate, las potencia y enriquece aún más. También quedan ideales con mermelada de pimiento.

Y como no, un buen platito de jamón no puede faltar pero en mi casa solo lo corta mi chico y en este caso no se cumple el refrán, porque lo parte pero no se lleva la mejor parte, así que me paso por La Montaraza que todos los embutidos son para pecar de gula, me lo colocan en estas bandejitas y a la mesa, eso sí, tarda lo mismo en desaparecer que David Coperfield sobre el escenario.

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Consomé de Navidad

No se hacen una idea de cuánto disfruto de esta época del año. No solo por su magia al unirnos con familiares y amigos, tanto los de cerca como los de más lejos, más que sea para un rato.  También por las salidas y las carreras que tienen su punto emocionante, parecido a cuando consigues que te lleguen a tiempo los Amazon o los Ali Express. Disfruto con cada Belén, el de arena y el de San Telmo, con la cena de empresa,  la de amigos o la de primos. Con cada salida con mis adolescentes a ver la peli ñoña de Navidad aunque he de confesar que ya los tengo que sobornar para que me acompañen, ellos prefieren otros géneros…. Y en la cocina???? Me convierto en Capitana General y monto todo un cuartel. Empiezo con los bollos y las truchas que dejo en las latas y con las que desayunamos y merendamos desde el Adviento hasta Noche Vieja y sigo con la búsqueda de mis libros y libretas, ideando un menú diferente cada año para cada cena y disfruto más que un niño en un parque de atracciones.

Pero sobre todo y por encima de todo, me quedo con la llegada de mis padres a casa cada Nochebuena, sus abrazos, lo guapos que se ponen y la emoción de ver a todo su rebañito a la vez, alrededor de la misma mesa.

Disfruto con la llegada siempre estelar y llenas de alegrías de mis dos hermanas. Y de mis cuñados. Y de mis sobrinas.

Me quedo también con los abrazos de mi primo Carlos que vuelve como El Almendro y que sin él, las cenas de Navidad pierden magia. Y mi tía Mapino, imprescindible que se siente con nosotros en la mesa cada año y para mí imprescindible cada día del calendario.

Me quedo con las caras de emoción de mi sobrina Victoria cuando suena la campana de Papá Noel y el sonido se acerca y sus ojos se abren más y aún se escucha más cerca y ella a punto de explotar.

Me quedo con la salida de amigas que pocas son ya las veces que podemos hacer el gamberro y la Navidad nos lo regala y vuelve a hacer magia.

Me quedo con mis hijos y mi chico y también con todos sus abrazos porque son los más bonitos del mundo y se pasan colgados de mi cuello, de mi agenda, de mi coche y hasta de mi cama desde Nochebuena hasta la mañana de Reyes.

Y me quedo con el momento en que recordamos a mis dos abuelas, Ana y Consuelo, porque al hablarlas las traemos dentro de nuestros corazones a la mesa y aunque no les pongamos sus sillas, ahí están y ahí seguirán, porque a mí me sigue haciendo falta tenerlas y además este consomé es suyo, una mezcla entre como lo hacía cada una, quizás con remates diferentes.

Aquí les traigo mi adaptación aunque les desvelaré los secretillos de cada una y es que no hay mejor manera de dar la bienvenida a la Navidad que con un exquisito consomé lleno de sustancia, sabor y calor de corazón.

INGREDIENTES

  • 1/4 ó medio pollo o gallina (según guste, yo le puse pollo)
  • Puntas de jamón
  • Un buen pedazo de morcillo de ternera
  • Hueso de ternera (yo uso el tuétano, el que viene en el centro del osobuco)
  • 1 diente de Ajo
  • 1 Zanahoria grandita
  • 1 Cebolla
  • 1 Puerro
  • 1/4 vaso de Pedro Ximénez
  •  Un tallo de apio (opcional y como a mi madre no le gusta, yo a este no se lo puse)
  • Agua
  • Aceite de Oliva
  • Sal

MODO DE HACERLO (facilito)

En el caldero más grande que tengamos, ponemos a calentar el fondo con aceite de oliva. Vertemos el ajo pelado y ligeramente escachado (no hace falta picarlo) y la cebolla partida en cuartos. Rehogamos.

Añadimos ahora el puerro y la zanahoria y el apio en caso de que lo vayamos a utilizar. A la zanahoria le rasparemos la piel y la cortaremos en 4 trozos a lo largo (tipo bastones), al puerro le quitaremos el tallo verde y solo utilizaremos la parte blanca. Lo podremos echar así tal cual en tronco porque en cuanto empiece el caldo a hervir, se deshace. En caso de utilizar apio, hay que quitarle las primeras hebras y también lo podemos echar entero.

Saltearemos un rato junto a la cebolla y el ajo y en cuanto empiecen a tomar algo de color las verduras (unos 4 minutos) incorporaremos las carnes y también saltaremos otros 4 minutos aproximadamente.

Ahora verteremos el 1/4 de un vaso (tamaño agua) de Pedro Ximénez y le daremos potencia al fuego para que se evapore el alcohol.

En unos tres minutos a fuego fuerte se habrá evaporado, no se asusten que nada se va a quemar aunque se los parezca. Una vez evaporado, cubrimos todo con agua hasta arriba de la olla o caldero. En mi caso fueron unos 3 litros.

Rectificaremos el punto de sal (al gusto) y esperaremos a que el caldo hierva. Una vez hierve, tapamos ligeramente la olla (sin taparla del todo) y bajamos la potencia del fuego a medio-baja. Mi vitro llega a 9 y yo mantuve el caldo en potencia 5 y así dos horas completas.

Durante las dos horas, donde el caldo va llenando de aroma toda la casa, de vez en cuando iremos y removeremos todo con suavidad.

Pasadas las dos horas, colaremos el caldo y apartaremos las carnes y las verduras. Este paso es quizás el más pesado pero a mi hasta me parece entretenido y además puedes aprovechar lo colado para un montón de cositas diferente.

Con el pollo hago croquetas. El morcillo lo desmenuzo y se convierte en el relleno ideal para tacos o fajitas mexicanas. O no haces nada de esto y lo conviertes todo en una exquisita ropa vieja.

Si aprovecharemos las puntas de jamón como guarnición para nuestro caldo. Las pico muy menudas, le añado un huevo duro (cocido) que también corto a pedacitos muy pequeños y se sirve en la mesa aparte del caldo, para que quien quiera lo añada a su taza.

Apreciarán el aroma y el color del caldo.  Seguro.

Lo ideal es hacerlo el día anterior al que se vaya a consumir porque así, una vez de enfríe, lo guardaremos toda la noche en la nevera y al día siguiente con la ayuda de una espumadera, retiraremos con facilidad la capa de grasa que habrá subido a la superficie.

Antes de consumirlo, calentaremos bien, este caldo sabe muy calentito. lo serviremos en las tazas de consomé y previamente lavaremos unas hojas de hierbahuerto y las colocaremos dentro de las tazas. Verteremos por encima el caldo y ya estamos preparados para dar el pistoletazo de salida a las fiestas navideñas.

Y ahora les dejo por aquí alguna idea para decorar la mesa esta Navidad.

 

Utilizo mantel blanco porque así  me será más fácil combinar colores de vajillas y servilletas.

Este año me ha dado por los cuadros escoceses en las servilletas y la verdad que da un toque muy lindo al conjunto.

Bajo platos en color plata desgastada, haciendo conjunto con la cubertería.

Y por cambiar y no utilizar siempre los mismos portavelas, di la vuelta a las copas más altas que tenía en casa, las rellené con espumillón verde y bolitas doradas tamaño mini. Sobre la base de la copa vuelta del revés coloqué velas redondas y la verdad que ha quedado diferente y original. Hice lo mismo, pero sin voltearlas con las copas de cocktail y así se puede llenar todo el largo de la mesa, con velas y copas y el efecto de la luz que desprenden las llamitas, da magia a la mesa.

Felices Fiestas.

 

 

 

 

 

 

 

 

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Bollitos fritos

Hoy les comparto una receta con unos cuantos años de historia porque hasta donde yo sé, estos bollos ya los hacía mi tatarabuela.

Cada año los hago guiada por mis antojos y es que es ver un adorno navideño, los turrones en el estante del supermercado o las luces serpenteando por las palmeras de la ciudad y empiezo a buscar la receta en mis libretas que me acompañan desde siempre donde guardo las recetas de mis abuelas, de mis tías abuelas, de mi madre. Me encanta abrirlas y observar como ha ido variando mi caligrafía a lo largo de los años y es que la primera receta que manuscribí en una de estas libretas fue precisamente ésta, la de los bollitos fritos.

En su día me la dictó mi tía abuela Lola a la que tuve la suerte de conocer y disfrutar junto con mis hermanas y hablo de suerte porque era una mujer tan especial que a día de hoy no hay nadie en este mundo ni tan siquiera parecida. Era madre, era esposa, era abuela,  bisabuela, hermana, tía abuela, vecina, amiga, prima o lo que se terciara. Pero tan auténtica que podía parecer que era de mentira.

Cocinaba, cantaba, bailaba y jugaba a la Brisca como campeona indiscutible y absoluta. Disfrutaba siempre, con lo que fuera que estuviera haciendo, nunca le conocí dramas y estoy segura que los tendría. Ejerció como la madre que le faltó a sus hermanos. Los educó y los crió en un mundo donde nada era fácil y sin renuncio alguno, al contrario su sonrisa siempre en la boca, una sonrisa que le hacía temblar hasta las orejas y que le movía las dormilonas como cascabeles.

Los recuerdos más entrañables que atesoro con ella, giran siempre al momento en que Lola llegaba a mi casa, apoyada en su bastón y con su perrita Linda (un pequinés que cuidaba de ella como si fuera un grandanés)  y en el hueco de la mano libre cargaba una lata enormeeeeee llena de estos bollos para las niñas de Ana (mis hermanas y yo) se sentaba en el cuarto de estar, Linda echada a sus pies y así se pasaba la tarde con su hermana (mi abuela) y las horas volaban a la misma velocidad que los bollos de la lata. Cuando ya se iba, mi casa se quedaba en silencio porque Lola llenaba el tiempo y el espacio de cuantos lo compartíamos con ella pero siempre, siempre, siempre y antes de salir por la puerta nos apretaba fuerte los cachetes, nos besaba las mejillas con besos sonoros y llenitos de cariño, volvía a sonreír hasta las orejas y advertía divertida y cómplice que la lata de bollos ya estaba vacía. Nos guiñaba el ojo y salía, apoyada en su bastón y con la otra mano tiraba de la correa de Linda….

Les garantizo que quedan bien buenos, pero los suyos como ella misma, no volverán a repetirse.

INGREDIENTES:

  • 3/4 Kg de Harina de esponja
  • 1 y 1/2 (vaso y medio) de azúcar blanca
  • 3 Huevos
  • 1 vaso de aceite de Oliva
  • La ralladura de 1 limón
  • 2 Cucharas de postre de anís en grano
  • El zumo de 1/2 naranja
  • 2 Chorritos de leche
  • Aceite de oliva para freírlos
  • Azúcar glass para espolvorear al final

En un recipiente ancho y hondo, batimos bien los tres huevos.

Una vez batidos, incorporamos el vaso de azúcar blanca y volvemos a batir hasta que el azúcar quede bien incorporada.

Una vez integrada el azúcar, añadiremos el vaso tamaño de los de beber agua, de aceite de oliva (no virgen) y volveremos a batir.

Ahora iremos incorporando la harina de esponja, pero para esta operación hay que prestar atención:

Utilizaremos en total 3/4 de harina de esponja, pero lo haremos de tres veces, así que lo ideal es separar en 3 partes iguales los 3/4 de harina. Por lo que haremos 3 montones de 1/4.

Ahora a la mezcla anterior le añadiremos 1/4 de harina de esponja y batiremos.

Batimos bien, dejando el 1/4 kilo de harina de esponja lo más integrado posible a la mezcla. Una vez conseguido, añadimos un segundo cuatro kilo de harina de esponja y volvemos a batir. ya solo nos queda 1/4 kilo y lo reservaremos para más adelante.

Si al batir esta segunda tanda de harina vemos que nos cuesta mezclarlo, añadiremos (a ojo) un chorro de leche y si fuera necesario un segundo chorro. Debe ir quedando una masa un poco más firme, no cremosa pero si pegajosa.

Una vez no veamos harina, no importa que queden algunos grumos, echaremos las dos cucharas tamaño postre de anís en grano. La medida también puede ser dos cuencos de la mano. (Así los medía mi tía abuela Lola).

 

Ahora incorporaremos el zumo de media naranja (se puede exprimir a mano)

Volvemos a mezclar dejando bien integrado el zumo en la masa.

Ahora rallaremos el limón, solo la parte de la cáscara que tiene color, nunca la parte blanca porque el resultado sería muy amargo.

Mezclamos de nuevo de manera que quede bien repartida en toda la masa la ralladura de limón.

 

Después de esto ya nuestra masa está casi lista. La consistencia en este momento debe ser de masa pero pegajosa, algo así que se estire como un chicle y que cueste despegarla de las manos.

Prepararemos entonces la superficie sobre donde vamos a terminar de trabajar, así que limpiaremos y secaremos bien la zona que debe de ser amplia y plana. Sobre la misma espolvorearemos algo de la harina que tenemos reservada, no mucho si no lo suficiente para que no se quede pegada.

Colocaremos la masa sobre la superficie preparada y poco a poco, mejor si contamos con ayuda para no tener que lavarnos las manos cada vez, iremos incorporando el cuarto kilo de harina de esponja que teníamos reservado. Cada que vez que echemos harina, amasamos un rato con las manos. Al principio notaremos que se nos hará difícil pero a medida que vayamos incorporando harina, la masa se irá compactando y se volverá más manejable.

Cuando ya hayamos incorporado toda la harina y notemos que la masa se trabaja con facilidad, empezaremos a cortarla en pedazos para ir formando los bollos.

Con cada trocito, iremos haciendo una bola que luego estiraremos y haremos una especie de gusano. Uniremos sobreponiéndolos, ambos extremos y ya tendremos formado el bollo.

Cuando ya tengamos todos nuestros bollos formados, pondremos una sartén con abundante aceite de oliva al fuego y echaremos dentro un trocito de cáscara de limón (secretos de abuela)  Cuando el aceite esté bien caliente iremos incorporando y friendo los bollos. Los dejaremos dorados, cuidado que no se quemen porque se hacen enseguida. En cuanto empiezan a recibir calor, notaremos que se inflan y crecen un poco de tamaño, así que habrá que vigilarlos bien y si fuera necesario bajar la temperatura a fuego medio para que se hagan por dentro a la vez que se doran por fuera.

Una vez fritos, los colocaremos sobre papel absorbente para retirar el exceso de aceite y que se vayan enfriando. Una vez fríos, espolvorearemos azúcar glass por encima al gusto de cada uno y guardaremos en una lata que es donde mejor se conservan, hasta dos semanas, pero en mi casa no suelen llegar al día siguiente.