No se hacen una idea de cuánto disfruto de esta época del año. No solo por su magia al unirnos con familiares y amigos, tanto los de cerca como los de más lejos, más que sea para un rato. También por las salidas y las carreras que tienen su punto emocionante, parecido a cuando consigues que te lleguen a tiempo los Amazon o los Ali Express. Disfruto con cada Belén, el de arena y el de San Telmo, con la cena de empresa, la de amigos o la de primos. Con cada salida con mis adolescentes a ver la peli ñoña de Navidad aunque he de confesar que ya los tengo que sobornar para que me acompañen, ellos prefieren otros géneros…. Y en la cocina???? Me convierto en Capitana General y monto todo un cuartel. Empiezo con los bollos y las truchas que dejo en las latas y con las que desayunamos y merendamos desde el Adviento hasta Noche Vieja y sigo con la búsqueda de mis libros y libretas, ideando un menú diferente cada año para cada cena y disfruto más que un niño en un parque de atracciones.
Pero sobre todo y por encima de todo, me quedo con la llegada de mis padres a casa cada Nochebuena, sus abrazos, lo guapos que se ponen y la emoción de ver a todo su rebañito a la vez, alrededor de la misma mesa.
Disfruto con la llegada siempre estelar y llenas de alegrías de mis dos hermanas. Y de mis cuñados. Y de mis sobrinas.
Me quedo también con los abrazos de mi primo Carlos que vuelve como El Almendro y que sin él, las cenas de Navidad pierden magia. Y mi tía Mapino, imprescindible que se siente con nosotros en la mesa cada año y para mí imprescindible cada día del calendario.
Me quedo con las caras de emoción de mi sobrina Victoria cuando suena la campana de Papá Noel y el sonido se acerca y sus ojos se abren más y aún se escucha más cerca y ella a punto de explotar.
Me quedo con la salida de amigas que pocas son ya las veces que podemos hacer el gamberro y la Navidad nos lo regala y vuelve a hacer magia.
Me quedo con mis hijos y mi chico y también con todos sus abrazos porque son los más bonitos del mundo y se pasan colgados de mi cuello, de mi agenda, de mi coche y hasta de mi cama desde Nochebuena hasta la mañana de Reyes.
Y me quedo con el momento en que recordamos a mis dos abuelas, Ana y Consuelo, porque al hablarlas las traemos dentro de nuestros corazones a la mesa y aunque no les pongamos sus sillas, ahí están y ahí seguirán, porque a mí me sigue haciendo falta tenerlas y además este consomé es suyo, una mezcla entre como lo hacía cada una, quizás con remates diferentes.
Aquí les traigo mi adaptación aunque les desvelaré los secretillos de cada una y es que no hay mejor manera de dar la bienvenida a la Navidad que con un exquisito consomé lleno de sustancia, sabor y calor de corazón.
INGREDIENTES
- 1/4 ó medio pollo o gallina (según guste, yo le puse pollo)
- Puntas de jamón
- Un buen pedazo de morcillo de ternera
- Hueso de ternera (yo uso el tuétano, el que viene en el centro del osobuco)
- 1 diente de Ajo
- 1 Zanahoria grandita
- 1 Cebolla
- 1 Puerro
- 1/4 vaso de Pedro Ximénez
- Un tallo de apio (opcional y como a mi madre no le gusta, yo a este no se lo puse)
- Agua
- Aceite de Oliva
- Sal
MODO DE HACERLO (facilito)
En el caldero más grande que tengamos, ponemos a calentar el fondo con aceite de oliva. Vertemos el ajo pelado y ligeramente escachado (no hace falta picarlo) y la cebolla partida en cuartos. Rehogamos.
Añadimos ahora el puerro y la zanahoria y el apio en caso de que lo vayamos a utilizar. A la zanahoria le rasparemos la piel y la cortaremos en 4 trozos a lo largo (tipo bastones), al puerro le quitaremos el tallo verde y solo utilizaremos la parte blanca. Lo podremos echar así tal cual en tronco porque en cuanto empiece el caldo a hervir, se deshace. En caso de utilizar apio, hay que quitarle las primeras hebras y también lo podemos echar entero.
Saltearemos un rato junto a la cebolla y el ajo y en cuanto empiecen a tomar algo de color las verduras (unos 4 minutos) incorporaremos las carnes y también saltaremos otros 4 minutos aproximadamente.
Ahora verteremos el 1/4 de un vaso (tamaño agua) de Pedro Ximénez y le daremos potencia al fuego para que se evapore el alcohol.
En unos tres minutos a fuego fuerte se habrá evaporado, no se asusten que nada se va a quemar aunque se los parezca. Una vez evaporado, cubrimos todo con agua hasta arriba de la olla o caldero. En mi caso fueron unos 3 litros.
Rectificaremos el punto de sal (al gusto) y esperaremos a que el caldo hierva. Una vez hierve, tapamos ligeramente la olla (sin taparla del todo) y bajamos la potencia del fuego a medio-baja. Mi vitro llega a 9 y yo mantuve el caldo en potencia 5 y así dos horas completas.
Durante las dos horas, donde el caldo va llenando de aroma toda la casa, de vez en cuando iremos y removeremos todo con suavidad.
Pasadas las dos horas, colaremos el caldo y apartaremos las carnes y las verduras. Este paso es quizás el más pesado pero a mi hasta me parece entretenido y además puedes aprovechar lo colado para un montón de cositas diferente.
Con el pollo hago croquetas. El morcillo lo desmenuzo y se convierte en el relleno ideal para tacos o fajitas mexicanas. O no haces nada de esto y lo conviertes todo en una exquisita ropa vieja.
Si aprovecharemos las puntas de jamón como guarnición para nuestro caldo. Las pico muy menudas, le añado un huevo duro (cocido) que también corto a pedacitos muy pequeños y se sirve en la mesa aparte del caldo, para que quien quiera lo añada a su taza.
Apreciarán el aroma y el color del caldo. Seguro.
Lo ideal es hacerlo el día anterior al que se vaya a consumir porque así, una vez de enfríe, lo guardaremos toda la noche en la nevera y al día siguiente con la ayuda de una espumadera, retiraremos con facilidad la capa de grasa que habrá subido a la superficie.
Antes de consumirlo, calentaremos bien, este caldo sabe muy calentito. lo serviremos en las tazas de consomé y previamente lavaremos unas hojas de hierbahuerto y las colocaremos dentro de las tazas. Verteremos por encima el caldo y ya estamos preparados para dar el pistoletazo de salida a las fiestas navideñas.
Y ahora les dejo por aquí alguna idea para decorar la mesa esta Navidad.
Utilizo mantel blanco porque así me será más fácil combinar colores de vajillas y servilletas.
Este año me ha dado por los cuadros escoceses en las servilletas y la verdad que da un toque muy lindo al conjunto.
Bajo platos en color plata desgastada, haciendo conjunto con la cubertería.
Y por cambiar y no utilizar siempre los mismos portavelas, di la vuelta a las copas más altas que tenía en casa, las rellené con espumillón verde y bolitas doradas tamaño mini. Sobre la base de la copa vuelta del revés coloqué velas redondas y la verdad que ha quedado diferente y original. Hice lo mismo, pero sin voltearlas con las copas de cocktail y así se puede llenar todo el largo de la mesa, con velas y copas y el efecto de la luz que desprenden las llamitas, da magia a la mesa.
Felices Fiestas.
Hasta aquí llega el olor de ese exquisito consomé .