Publicado el

No te hagas selfis en el baño

La plataforma Spotify emplea un recurso burdo para conseguir que claudiques y acabes pagando la suscripción que te ofrece: cuando estás embelesado escuchando música irrumpe con un anuncio que te ha repetido machaconamente por boca de una dulce voz femenina con pretensiones melifluas. Es el mismo siempre, para que te aburras y te desesperes y explotes diciéndole al demoniaco algoritmo: ¡Basta ya, te pago lo que quieras, pero calla a esa mosquita muerta de una puñetera vez!

Yo no he picado todavía. Y contraigo los oídos como si tuvieran párpados para sortear a la inocente muchacha. Pero la escucho, no puedo evitarlo, y aunque procuro no prestar atención a los mensajes, la batalla es fiera y desigual, como las de don Quijote, y termino vencido.

Entonces hay un mensaje que se me queda flotando en el oído un día y otro, pero como mi interés no es florido flota en los alrededores del pabellón auditivo y no entra del todo en mis entretelas. O dicho de otra manera, me llega atrofiado y me quedo con él con una confusión que me trastorna. El mensaje dice: No te hagas selfis en el baño. Y yo, que ya ando pagando las consecuencias de la edad en esto de la eficacia auditiva, entiendo: No te hagas el pis en el baño. Si reparan ustedes en las ligazones de las consonantes convendrán conmigo en que el parecido justifica mi confusión.

Continuar leyendo «No te hagas selfis en el baño»

Publicado el

¿A qué huele?

Uno entra en El Corte Inglés a través de la planta baja y lo recibe una nube de perfumes que de inmediato captura su olfato para conducirlo por los pasillos que llevan hasta el culmen del bienestar. Ese olor se convierte en un grillete amable que embriaga y transforma la acritud de la calle en fragancia balsámica. Nos entregamos a esa seducción aunque vayamos con prisas, porque en el fondo nos agrada esa transición momentánea al umbral del lujo, aunque seamos austeros o reneguemos del consumismo feroz que nos provocan los señuelos publicitarios.

Escuchando y leyendo a Marta Peirano, una joven que ha escrito El enemigo conoce el sistema y da charlas sobre la vigilancia de las tecnologías sobre los ciudadanos, se descubre que en el aparato multimedia que las empresas ¾y los estados¾ despliegan sobre nosotros para capturarnos como clientes, usuarios o identificados objetos manipulables el olor es un factor con una potencia seductora brutal, capaz de ofrecernos una felicidad administrada como las familiares pastillas de caldo saborizantes.

Continuar leyendo «¿A qué huele?»

Publicado el

Vidrio y libertad

Depositar un envase de vidrio en el contenedor, además de la demostración de civismo, puede convertirse en un acto momentáneo cargado de evocaciones metafóricas. Cuando en casa o en un restaurante se rompe una copa, un vaso o una botella se produce un estrépito que anuncia desgracia. El objeto que existía hasta hace nada se quiebra y pierde su entidad. Hay un instante de sobresalto que interrumpe el hilo de lo que estábamos haciendo y nos obliga a reparar en el percance, para luego regresar con normalidad a nuestra obligación con la rutina. En nuestra cabeza se produce un lapso mínimo de tiempo en el que habita una cierta inclinación a la sanción que bien podría resumirse así: esto no debió suceder.

Continuar leyendo «Vidrio y libertad»