Publicado el

Festival de Cine de San Sebastián

Nunca había venido al Festival de Cine de San Sebastián. Como a casi todos, me resulta un episodio familiar desde hace mucho tiempo. Por ese ejercicio de perpetuación virtual que realiza la televisión, me sonaba incluso el rugido de las olas rompiendo en las playas de Donosti, los últimos rayos del sol veraniego saludando el otoño y el glamour de las celebridades fotografiándose a las puertas del Kursaal. Pero este año he venido, gracias a mi condición de jubilado y a la curiosidad repentina aguijoneada por un viaje de última hora.

La experiencia ha valido la pena. Ha sido un atracón de cine, de distinto pelaje, con horarios estrambóticos para mis costumbres ociosas, con jornadas que me hacían recordar a las de sesión continua de mi infancia en el Cine Parroquial de Escaleritas. Pero ha supuesto algo más que el consumo desaforado de metraje y celuloide.

Continuar leyendo «Festival de Cine de San Sebastián»

Publicado el

Visita al Centro Penitenciario Las Palmas II

Me invitaron a acudir a un foro de lectura de una de mis novelas al Centro Penitenciario Las Palmas II. La animadora del club de lectura, una mujer emprendedora y apasionada con la promoción de la actividad literaria entre los internos, tuvo la gentileza de llevarles mi libro a los internos para celebrar luego un encuentro con el autor.

He acudido a varios foros con el mismo motivo, pero comprenderán que el recinto envuelve la experiencia de un halo especial. Saber que uno va a encontrarse con una representación de la ciudadanía distinguida por sus faltas o sus delitos despierta una curiosidad entreverada de incertidumbre y estupefacción. Los días previos a la visita pensaba en el valor de la literatura para acceder a cualquier conciencia. Escribir puede abrir un territorio expedito para fantasear con otra vida posible y no dejé de especular con lo que los lectores a quienes iba a conocer podían desatar en su imaginario a partir de mis invenciones. Continuar leyendo «Visita al Centro Penitenciario Las Palmas II»

Publicado el

La Bajada de la rama de Guía

Hay que reconocer que la religión tiene una musculatura de ritos más vigorosa que el paganismo. Si uno no estuviera obligado a creer en el simbolismo sagrado que preside los ritos religiosos, sin duda participaría más intensamente en la esfera de expansión emocional y mística que proponen dichos rituales. Y aun así, quedándose al margen de la devoción y la profesión de fe de quienes los protagonizan, se puede vivir la experiencia de la respiración puramente humana que subyace en cada rito aunque sea religioso.
Llevo diciendo desde hace tiempo que la secularización, con otros factores que han ido contribuyendo al incremento del individualismo en la sociedad occidental, ha contribuido a la mengua de los ritos cuando no a su desaparición. Y mantengo también que los necesitamos. Porque permiten la confluencia con desconocidos que comparten acto de presencia. Porque poseen un cauce de exaltación que conviene al espíritu domesticado por el sedentarismo ideológico. Porque encierran una dosis de júbilo inmotivado que aporta una ebriedad abstemia bastante saludable. Porque sirven de recordatorio de la condición vulnerable de nuestra vida. Porque desatascan de rutina tediosa las arterias que mantienen nuestro decurso cotidiano. Porque nos sumergen en un paisaje humano diferente y singular. Porque le ofrecen la posibilidad de la expiación o la gratitud a quien las necesite. Porque entretienen. Porque funcionan como señales de verificación de que estamos vivos. Porque enhebran hilos a los que se agarran las generaciones para garantizar su continuidad en la misma memoria familiar. Porque son bellos. Porque facilitan el necesario instante de enajenación (en la brevedad que se desee) en el que uno se desentiende de la tiranía de la funcionalidad. Continuar leyendo «La Bajada de la rama de Guía»