Hace unos días tuve la suerte de que llegaran a mis manos, dos productos excepcionales. Ambos por cortesía de Orthidal, que para quien no lo sepa es una empresa líder en Canarias en importación y distribución de productos alimenticios para la hostelería y pastelería, con marcas archiconocidas por todos y de seguro que muchos de ellos están en nuestra despensa diaria indispensable.
Pero no solo son líderes en su campo profesional, a poco que quise averiguar encontré una empresa humanizada, no se crean, no es fácil dar con empresas así y no solo a nivel equipo, también ejercieron una labor increíble, sin ir más lejos, cuando todos estábamos confinados, Orthidal cogió a su gente, a sus transportes y distribuyó gratuitamente alimentos allí donde más se necesitaban.
A partir de ahí fue creciendo mi curiosidad, quienes son seguidores de mis recetas saben que me gustan las elaboraciones sencillas, sin complicaciones pero sin renunciar ni a un solo ápice de sabor, pero Orthidal nos trajo dos productos semi elaborados.
Uno de ellos, un jarrete de cordero en salsa de romero y el otro, un puré de papas. En el primero, tan solo tenía que depositar la pieza del jarrete en el horno, con el segundo, mezclar el alimento que venía deshidratado y así, sin varita mágica, sin trampa ni cartón, salió de mi cocina un plato digno de todas las alabanzas gastronómicas que sean capaces de imaginar.
Los primeros aromas que desprendía el jarrete mientras le llegaba el calorcito del horno, hizo que mi vecino me tocara en la ventana de la cocina y me preguntara Vane, ¿¿¿qué estás cocinando??? Y no es exageración ni invención.
Con el puré de papas tuve algún problemilla, mi hijo el mediano empezó a meter cuchara y casi me deja sin una mínima ración digna a la que sacarle la foto. Dos cositas además que me hicieron pupa, la primera, mamá, este puré de papas es mejor que el tuyo. La segunda, mamá para la cena de Fin de Año, lo único que te pido es que hagas este puré, de resto, lo que los demás quieran.
Así las cosas, yo lo tengo claro y, vaya por delante que la cocina es mi pasión y mi afición, pero con platos así, una es capaz de olvidarse de grandes recetas, si el resultado es un plato como éste. Delicioso y maravilloso a partes iguales. Así tal cual, sin más que añadir y con todo el tiempo del mundo para otros asuntos. ¡¡¡Gracias Orthidal!!!!
Si como yo, son de los que sienten curiosidad por todo lo referente al mundo de la gastronomía y quieren saber más sobre Orthidal, solo tienen que pinchar aquí https://www.orthidal.es
Ingredientes cortesía de Orthidal:
- Un jarrete de cordero al romero de Jean Routhiau
- Puré de papas Knorr
- Agua fría
- Una cucharadita tamaño moka de paté de trufa.
Cómo hacer este increíble plato:
La pieza de jarrete de cordero de Jean Routhiau la encontrarán envasada al vacío y congelada.
Pueden elegir tres maneras de prepararlo, bien al baño maría, bien al microondas o bien al horno.
Yo me decanté por ésta última y para ello encendí el horno a 180º, calor arriba y abajo para que se fuera calentando.
Tengan en cuenta que elijan la forma que elijan para prepararlo, en las tres no será necesario descongelarlo previamente.
- En lo que el horno se calentaba, comencé con el puré de papas Knorr, para ello, en una fuente amplía y con buen diámetro, deposité el contenido del paquete y seguí las instrucciones, que consistían en disolver el contenido en su parte proporcional de agua fría.
Importante que el agua esté fría y no se preocupen que el paquete lo explica todo estupendamente.
2. Una vez tengamos la consistencia del puré, que les adelanto queda algo grumosilla pero muy suave al paladar, debemos dejar que repose cinco minutos, antes de proceder a calentarlo.
3. Con el horno ya caliente y disponiendo el jarrete en una fuente para horno, la introduciremos en el horno durante 45 minutos a la misma temperatura y función.
Ya apreciarán los aromas que desprende apenas han pasado los primeros minutos.
4. Una vez finalizados los 45 minutos, retiraremos del horno y ya tendremos nuestro jarrete listo para emplatar.
5. Para ello, puse a calentar la parte de puré de papás que mi hijo sin mucha amabilidad me dejó para mí y coloqué un molde cuadrado para emplatar.
6. Una vez le había dado el golpe de calor al puré, le mezclé una cucharadita de paté de trufas, por eso de darle un toque más festivo a la preparación, aunque les adelanto que no la precisa. Puro capricho.
7. Con mimo, rellené el molde con el puré de papas.
8. Y finalmente coroné con el jarrete sobre el puré y en casa rendimos nuestro pequeño homenaje y agradecimiento a Orthidal, porque nos dimos una cena fantástica y deliciosa, sin ni siquiera tener que ponernos un delantal.
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