Hoy les dejo por aquí mi receta favorita del exótico y maravilloso recetario hindú. No les voy a engañar diciéndoles que sea sencilla de hacer. No tiene complicaciones en exceso pero si que es cierto que lleva algo de tiempo prepararla, ahora, no es que valga la pena emplear más tiempo, es que vale la mismísima gloria.
Pues como tantas otras cosas en la vida, aprendí a hacer esta receta por mi hija Sara. Ella es una apasionada de la comida hindú y desde muy pequeñita era un auténtico espectáculo verla, a medio asomar en la mesa de su restaurante hindú preferido y comerse de una sentada pollo tikka, cualquier curry, nam, salsas como la de menta y hasta la más picante sin pestañear. Ante semejante cuadro, a la que suscribe no le quedó más remedio que meterse a estudiar, a buscar hasta encontrar los ingredientes y a practicar empleando todo el tiempo libre. Pero es que cualquiera que la viera disfrutar de esa manera hubiese hecho lo mismo que yo. Apenas le llegaban los pies al suelo y aún le quedaban letras como la r por incorporar a su vocabulario y no había mayor recompensa los fines de semana que llevarla al hindú a cenar. Lo prefería antes que un parque o que una playa o que un cine. Y así mismo lo decía, recuerdo una noche cualquiera de un remoto verano que compartiendo mesa con unos grandes amigos y mientras el resto de niños jugaban, mi amiga le preguntó -Sara, ¿no vas con los niños? y ella muy digna, le respondió; -Conchi, es que a mí me gusta más comer que jugar. Frase que se ha quedado grabada para los eriales de esta familia. Lo mejor, aprendí por ella y una vez más lo que aprendí me sirvió para los restos y celebra, agradece y reconoce como nadie mis esfuerzos y ya solo con su sonrisa, preciosa y sincera donde las haya, me doy por recompensada.
INGREDIENTES:
- Dos pechugas de pollo.
- Una cucharada grande de cúrcuma.
- Una cucharada grande de garam masala.
- Dos cucharaditas tamaño moka de semillas de cilantro.
- Dos cucharaditas tamaño moka de comino en grano.
- Dos cucharadas tamaño postre de sal gruesa.
- Un diente de ajo.
- Media cucharadita tamaño postre de jengibre en polvo.
- Un yogur natural.
- Una cebolla.
- 200 ml. de tomate triturado.
- Pimienta negra.
- 250 ml. de leche de coco.
- Aceite de oliva.
ELABORACIÓN:
Comenzaremos colocando todas les especies, incluidas la sal en un mortero e iremos dando golpitos hasta que se queden más o menos polvo. Las semillas de cilantro no se desintegrarán del todo.
Una vez las tengamos lo más molidas posible, las separaremos en dos partes iguales. Reservamos.
Seguidamente cortaremos las pechugas en dados, tamaño bocado y pondremos pimienta negra al gusto y una de las partes de las especies que teníamos reservadas.
Partiremos un diente de ajo por la mitad y se lo añadiremos al pollo.
Sobre todo el conjunto, verteremos el yogur. Mezclaremos muy bien hasta que lo veamos homogéneo, taparemos y reservaremos en la nevera, mínimo dos horas. Si lo pueden dejar de la noche al día siguiente, mejor que mejor.
Cuando finalice el tiempo de macerado, en una sartén, con un poco de aceite, sin exceso, doraremos el pollo durante dos minutos, la idea es que se haga por fuera porque se terminará de cocinar en la propia salsa en los pasos siguientes. Antes de saltear el pollo, retiraremos el diente de ajo y lo guardaremos para utilizarlo en el siguiente paso de la receta.
Mientras tanto, empezaremos a hacer la salsa. Para ello pondremos en una picadora, mejor eléctrica para ganar tiempo, la cebolla, el diente de ajo que teníamos macerando con el pollo y la otra mitad de las especies que teníamos reservadas. Picaremos bien y obtendremos una especie de pasta.
Seguidamente, en un caldero bajo y con buen diámetro, pondremos un fondo muy sutil de aceite de oliva a calentar. Cuando esté a temperatura media, añadiremos la pasta anteriormente resultante y la mantendremos a potencia media durante cinco minutos.
Pasados los cinco minutos, verteremos el tomate triturado. Removeremos bien y lo seguiremos manteniendo a temperatura media, durante diez minutos más.
Pasados los diez minutos, pasaremos la mezcla por batidora eléctrica.
Volveremos a verter la mezcla en el mismo caldero y volveremos a potencia media. Seguidamente verteremos la leche de coco y el pollo que habíamos salteado.
Mezclaremos bien, bajaremos a potencia baja (2) y taparemos el caldero. Lo mantendremos así, durante veinte minutos y vigilaremos cada cierto tiempo.
Una vez finalizada la cocción, el resultado será un pollo delicadamente tierno y absolutamente explosivo en sabor, pura magia.
La guarnición ideal es un buen arroz basmati, sería casi un delito acompañarlo de otra cosa distinta. Eso sí, que no falte un buen pan nam para que los platos queden mejor que con Fairy.
Llevo tiempo queriendo hacer esta receta, pero me es imposible encontrar las especies garam masala y semillas de cilantro, ¿dónde las consigues?
Muchas gracias!
Hola Cristina!!!! En el Gourmet de El Corte Inglés tienes ambas, de la marca Onena. No salen mal de precio y cunden bastante. Si vas por la playa de Las Canteras en la zona de la Puntilla, cerca de Hiperdino, tienes un supermercado hindú que también las tiene. Yo suelo comprarlas ahí. Si me escribes desde fuera de Gran Canaria, las de la marca que te indique más arriba, seguro que las consigues en supermercados de grandes superficies. Muchas gracias por tu comentario!!!! El día que lo hagas, seguro que te gustará mucho!!
Hola Vanesa. Un lugar donde se pueden conseguir una gran variedad de especias sin gluten, ni aditivos es en la tienda El Cardón en el mercado del puerto en Las Palmas de Gran Canaria. Podrás encontrar estás y muchas más. Saludos
Muchas gracia, Aythami! Me pasaré por ahí sin duda!!!