Hace algunos meses adelanté esta receta, en un batiburrillo de propuestas que hacer durante el primer confinamiento. Hoy se las dejo, paso a paso y contando la historia que le pertenece porque seguro que les gustará aún más así.
Mis dos abuelas fueron cocineras excepcionales y tuve la suerte de aprender de ellas. Eran distintas, muy distintas y cocinaban diferente. Mi abuela Consuelo siempre vivió con nosotros, en casa, y fuimos aprendiendo mientras la veía. Mi recreo era entrar en la cocina y observar cada condimento y cada movimiento. Pero es que mi abuela Ana vivió en el edificio que estaba justo al lado del nuestro. Siempre fue una fiel defensora de la comida sana y se aplicaba a si misma un menú semanal donde no faltaban las verduras y la fruta de manera predominante. Organizada y ordenada como pocas, en la cocina y en toda su vida, que a decir verdad, se le puso puñetera y nada le fue fácil.
Recuerdo que llegaba todos los días a la hora del almuerzo a casa porque le encantaba vernos comer a mis hermanas y a mi, de paso aprovechaba y corregía cada uno de nuestros gestos en la mesa, que si coge mejor el tenedor, con la otra mano se coge el cuchillo, siéntense derechas, espalda erguida, el día de mañana me lo agradecerán, mastiquen con la boca cerrada, no se canta en la mesa, no se habla con comida en la boca, etc…. Y no se cansaba, fiel a su cita de lunes a viernes. Fiel a sus nietas y a ella misma, siempre. Ahora me escucho yo diciendo lo mismo a mi tribu y mientras lo digo, es su voz la que escucho y vuelvo a agradecerle a la vida habérmela dado, haberla disfrutado y haber aprendido tanto y no solo buenas maneras, esta receta es suya y como tantas otras cosas, ella hacía las mejores albóndigas de este planeta y por eso mismo, cada cumpleaños le pedía de regalo albóndigas y croquetas y ella me las hacía encantada, con el trabajito que dan y encima las dos delicias para el mismo día. Y un día como otro cualquiera, me senté con ella a ver el Hola! y saqué mi papel y mi boli Bic y le dije -Abuela, no me voy hasta que no me des la receta de las albóndigas y de las croquetas. Su respuesta, tan inteligente como ella, -Blancaflor (me llamaba así) te las doy encantada pero lo mejor es que estudies mucho, consigas un buen trabajo y tengas una cocinera que te las haga.
INGREDIENTES:
- Un kilo y medio de ternera de añojo molida.
- Un huevo.
- Un chorrito de salsa Worcestershire (salsa Perrins)
- Una cucharada sopera colmada de pan rallado.
- Una cebolla grande.
- Dos dientes de ajo.
- Un vaso (tamaño vaso de agua) de salsa de tomate casera. Si no tienen salsa casera pueden añadir cuatro tomates maduros.
- Un chorrito de Jerez.
- Media cucharadita tamaño moka de pimentón dulce.
- Harina simple de trigo.
- Aceite de oliva.
- Sal gruesa y pimienta negra.
ELABORACIÓN:
Comenzaremos colocando toda la carne en una fuente y añadiremos un buen chorrito de salsa Worcestershire (Perrins), el huevo entero, sal al gusto, pimienta negra molida y la cucharada sopera de pan rallado. Amasaremos bien hasta que veamos que todos los ingredientes se han integrado junto con la carne. Reservaremos y dejaremos reposar una media hora antes de formarlas.
Pasado el tiempo de reposo iremos formando las bolitas. El tamaño será al gusto de quien las cocine. Cuando ya tengamos todas las bolitas hechas, las pasaremos por harina y una vez las tengamos todas enharinadas, calentaremos en un caldero bajo con buen diámetro como uno dos dedos de aceite de oliva. Cuando esté caliente sin que llegue a humear, incorporaremos una a una las albóndigas sin que se peguen entre sí y las doraremos por fuera, se deben quedar rosadas por dentro, así que solo las trendremos como un minuto en cada vuelta.
Una vez doradas, sacaremos las albóndigas del caldero y las reservaremos.
En el mismo aceite donde hemos dorado las bolitas, añadiremos la cebolla en juliana y los ajos en trocitos y dejaremos a fuego medio hasta que tengan el punto de fritura, no hay que dejar que se quemen.
Importante, cuando hagamos una fritura que sea siempre a fuego suave, si se quemara cambiaría por completo el sabor. Así que a fuego medio (6) vamos haciéndola hasta que veamos que todos los ingredientes están en su punto. Conseguido ese momento, verteremos la salsa de tomate o los tomates maduros cortados en cuartos, importante si usan esta opción, que estén pelados.
Mezclaremos bien la salsa con el resto de la fritura y cuando todo esté integrado, verteremos el chorrito de jerez y una punta de cucharadita de pimentón dulce. Mezclaremos bien y mantendremos unos cinco minutos a fuego bajo.
Una vez pasados los cinco minutos, verteremos toda la salsa en un vaso de batidora y la moleremos bien hasta que no veamos ningún trozo. Una vez batida, volveremos a incorporarla al mismo caldero que hemos utlizado desde el principio, incorporaremos las albóndigas que teníamos reservadas y a fuego bajo y vigilando de vez en cuando, las tendremos al calor unos diez minutos más. Yo las suelo acompañar de papas sancochadas, o de arroz blanco, o de papas fritas y a disfrutarlas. Así las hacía mi abuela y así las sigo haciendo yo. Les garantizo que son únicas.
Gracias guapa, precisamente las preparé ayer, y me quedaron estupendas…tambien por parte de mi abuela y mi querida tía…que bueno tener abuelas..verdad? lo que se aprende y perdura a lo largo de los años….una pregunta, conoces algún truco para al dorar las albondigas no se te quede el aceite con los pizquitos…yo cambio el aceite al dorar otra camada….un saludo, gracias
Gracias Sole!!
Si, las abuelas suman mucho en la vida.
Yo lo que intento es dorarlas todas de una vez, si no es el caso, pues mejor cambiar el aceite, antes de que se queme.
Gracias a ti por compartir tu comentario!!
Las haré . Me he emocionado . Enhorabuena por ser como eres. Un abrazo grande.
Gracias a ti! Siempre!!
Que ricas. Mamá las hacía deliciosas, algo diferentes, p.e. les ponía vino blanco y cuando se evaporaba le añadía una copita de coñac y a fuego medio bajo dejaba se integraran todos los sabores, deliciosas. Probaré a hacerlas de esta manera a ver si me salen con tan buena pinta como las de la foto.
Sin duda Carmen, las recetas de las mamis y abuelas siempre son las mejores. Muchas gracias por tu comentario!!!!