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Una cena de verano

Según las predicciones, el calor no dará tregua hasta que termine el último fin de semana de agosto. Con estas temperaturas comer y sofocar se vuelven muy difíciles de conjugar, así que nada mejor que comiditas ligeras y cenas rápidas y frescas que no nos hagan renunciar al sabor. No vale comer cualquier cosa ni de cualquier manera marque lo que marque el termómetro. 

En mi caso las vacaciones las doy por finiquitadas. Como a la mayoría, se me pasaron estos días en tres pestañeos y entre uno y otro los pasé en el agua, en la arena y en la hamaca. De vuelta me traigo un tonito de moreno que me sienta de maravilla y me ayuda a disimular los kilitos de mis aperitivos, de los heladitos y de las cenas de verano. Aunque todo esto fue sucediendo paulatinamente. Antes de salir de vacaciones estás unos días comiendo ligerito para que la ropa de verano y la ropa de baño no te apriete pero es que una vez llegas te olvidas de todo, te vienes arriba y empiezas que si vamos a cenar a La Taverna Griega, que si por mi cumple vamos a La Palmera, que si a mediodía comemos pasta porque es lo más rápido que si a Fulanito le hablaron de un italiano espectacular para esta noche y eso después de haberte almorzado un plato de tortellini. Que si un vinito, dos vinitos y tres vinitos en la cena. Que si el refresquito, el vermut, las papitas chips y las aceitunas, antes del almuerzo,  porque  de lo contrario el verano no sabría igual. Pasada esta primera semana te empiezas a dar cuenta que la cremallera lateral se estanca un poco y empiezas a sudar y te acuerdas de todos los padres y madres de los aperitivos  y de las rutas gastronómicas que te has dedicado a patear. Terminas de cerrar la cremallera y te visualizas comiendo ensaladas y frutas y prometiéndote a ti mismo que a partir de mañana saldrás a cenar un día si y dos no. Pero van terminando las vacaciones y te dices, al carajo!!!!! La vida es una y ya pondré remedio…… Pero en esos días de buenos propósitos preparamos una cenita ligera y rápida, no voy a decir que poco calórica porque algunas tiene, pero aportan alegría, que buena falta que nos está haciendo estos días.

 

INGREDIENTES:

  • Dos pechugas de pollo.
  • Una cebolla morada.
  • Cuatro cucharadas tamaño postre de comino en polvo.
  • Aceite de oliva (unos 100 ml)
  • Una tarrina de queso fresco tipo Philapdelhia.
  • Un yogur natural.
  • Un manojo de cilantro fresco.
  • Medio limón.
  • Sal gruesa.
  • Pimienta negra.
  • Tortitas de trigo o de maíz para rellenar.

PREPARACIÓN:

Esta receta consiste en dos elaboraciones que uniremos en el caso de la tortita y que a su vez, la crema la utilizaremos también para picotear sumergiendo en ella una papitas fritas, unos nachos o una selección de verduras crudas en bastoncitos, tipo zanahoria, apio, etc.

Lo primero que haremos será cortar las pechugas en tiras y las colocaremos en una fuente en donde le añadiremos las cuatro cucharadas tamaño postre de comino en polvo (la otra media la reservaremos) la sal gruesa, la pimienta negra y el aceite de oliva. Mezclaremos bien, taparemos el recipiente y lo guardaremos en nevera, al menos una hora antes de cocinarlo.

Mientras se macera el pollo iremos haciendo la crema de queso con cilantro. Les adelanto que es súper adictiva y súper deliciosa. Para ello, picaremos en cuadraditos muy pequeños la cebolla junto con el cilantro, para no perder mi paciencia yo este paso lo hago en picadora eléctrica.

Una vez picados, retiro las cuchillas y en el mismo recipiente y a mano, mezclo con la tarrina de queso fresco para untar, el yogur natural, el zumo de medio limón, la media cucharada tamaño postre de comino, la sal gruesa y la pimienta negra. Con cariño vamos mezclando todo hasta integrarlo y el resultado es una mezcla como la que aprecian en la imagen de la derecha.

Ya tenemos lista la crema, taparemos y reservaremos en la nevera. Pasado el tiempo de macerado del pollo, pondremos a calentar a fuego fuerte una sartén antiadherente, sin aceite ni nada de nada. Cuando haya alcanzado buena temperatura, verteremos todo el contenido del recipiente tal cual a la sartén y lo saltearemos a fuego fuerte, durante unos 10 minutos, removiendo constantemente para que no se nos queme ni se nos pegue.

Una vez tengamos el pollo listo, colocamos en otra fuente y ya podremos ir llevando a la mesa por partes: las tortitas para rellenarlas, la crema de queso con cilantro, la fuente con el pollo y lo que más se nos antoje para mojar en la crema.

Una vez en la mesa, cada comensal tomará su tortita, la untará con la crema de queso, colocará en el medio las tiras de pollo, enrollará , morderá  y a mirar al cielo que las noches despejadas del verano están llenitas de estrellas.

Para la crema y entre tortita y tortita, pueden sumergir generosamente lo que hayamos decidido o lo que tegamos en la despensa porque hasta el pan bizcochado le va de maravilla  y al  moja y pica que no van a poder parar. Es un éxito rotundo cada vez que la preparamos en casa.

Y a disfrutar de los días de vacaciones que nos queden y a quién les queden. Sin pensar en nada más que en disfrutarlos.

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