A mi ya se me acabaron las vacaciones. Un par de días sueltos que me quedan por ahí por si surgiera algo y porque la verdad que me da menos ansiedad incorporarme al trabajo sabiendo que aún puedo coger algo de aire, más que sea para pasear Mesa y López arriba, Mesa y López abajo ( si es que terminan de una vez las obras) haciéndole recados a sus Majestades que aunque parezca que no, pestañearemos dos veces y en Las Arenas veremos alzarse el árbol de Navidad….
Pero afortunadamente nos queda verano porque ha entrado el calor pero aún el burro no nos ha quitado la panza de encima, así que tendremos septiembre, octubre y noviembre de película en Las Canteras. Ya lo verán, porque todos los años pasa lo mismo. Este no va a ser distinto.Poco he cocinado pero he de confesar que en las cenas que hice en casa no faltaron nunca estos montaditos. Frescos, sanos no, sanísimos, ligeros y encima deliciosos. La cena perfecta en verano, el aperitivo ideal a mediodía y si quieres rellenar un pan y llevártelo a la playa, verás como lo disfrutas.
La receta y la idea de mi súper cuñado aunque como de confesiones va la cosa (siempre vuelvo sintiéndome culpable de las vacaciones) porque mientras estoy por ahí, todo está bueno, lo mismo un bocata y detrás un paquete de Munchitos tamaño familiar que más de una copa de vino en la cena y de cena una fideuá a las 22:00 horas (total lo bajo caminando por la playa mañana) que si un helado, que si dos helados, que si tres helados (mi abuela me diría eso de -Es como líquido, no pasa nada) y nada menos que helado (s) de avellana. Y ahí va otra confesión, soy adicta al helado de avellana y no crean que es fácil conseguirlo.
Pues no me desvío más, mi cuñado lo hace con caballa fresca y la pasa por la plancha. Yo la primera vez también lo hice así, pero al día siguiente casi que me voy a mi oculista porque creí quedarme ciega quitando espinas, así que si tienen a quien les limpie los lomos y se los deje sin espinas, háganse amigos para siempre. Trabajo de chinos.
Yo, por eso de que es verano, de que hay que dejar que las sábanas se peguen al cuerpo y acostarnos sin mirar qué hora es y sin colocar despertador, no le dediqué mi tiempo a quitar espinas de la caballa sino que me compré unos filetes de caballa en aceite de oliva y oiga, no serán frescas y pierden algo de textura y de intensidad, pero el montadito sigue estando exquisito.
Sigo en mis confesiones, utilizo pan de espelta o de centeno, más ligero, no me cae tan pesado como el pan común y además es un pan con cierto sabor amargo que agradezco, porque no disfraza tanto el sabor del contenido pero pueden hacerlo con el pan que más les guste. Desaconsejo absolutamente el pan bizcochado porque se empapa con el pico de gallo y queda gomoso.
Y ya para dar por finalizadas las confesiones, les diré que lo que más echo de menos son los golpes de las olas sobre mis pies mientras camino por la orilla, los cielos celestes que colaban la luz entre las cortinas, los sitios nuevos que conocí con mis hijos y mi chico este verano, los aviones de ida no así tanto los de vuelta, los reencuentros con amigos a los que ves poco, los atardeceres en la playa y las noches estrelladas…
INGREDIENTES (para unos 6 montaditos con pan mediano)
1 Tomate maduro
1 Cebolla morada mediana
Unos 10 tallos de cilantro de los que solo cogeremos las hojas
Limón (jugo)
Aceite de Oliva virgen
Sal
MODO DE HACERLO
Lo primero será hacer el pico de gallo que no es otra cosa que picar en cuadraditos pequeños el tomate evitando las semillas. Haremos los mismo y procurando el mismo tamaño con la cebolla morada y las hojas de cilantro muy menuditas.
Mezclaremos los tres ingredientes y le echaremos por encima el zumo de medio limón y rectificaremos de sal.
Ya tendremos nuestro pico de gallo.
Colocaremos sobre el pan una cama de pico de gallo y seremos generosos. Encima uno o dos lomos (según sea al tamaño del pan) de los filetes o lomos de la caballa (si la hemos comprado de tarro o lata, escurrir bien del aceite donde vienen)
Po últimos le echaremos por encima un chorrito muy ligero de aceite de oliva virgen y unos granos de sal y a seguir disfrutando de la playa, de lo que quede de verano y de los días de vacaciones a los que le queden.
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