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Fábula

En una región revestida de una noble dignidad democrática, bien visible en el mapa para cualquier ciudadano moderno que se precie de tal, habitaban unos individuos que mantenían un tipo de convivencia falsamente pacífica, toda vez que la ambición por el poder de unos cuantos y su afán de codicia de los bienes materiales de la comunidad reptaban con ineluctable dirección al triunfo. De manera que, andando el tiempo y cuando se pasó del pensamiento a las obras, la población terminó dividida entre los que apoyaban a los codiciosos y los que se oponían a ellos reivindicando la vuelta a la convivencia horizontal. Los primeros, según se mira el mapa, se situaron a la derecha de la región y los segundos, a la izquierda. Continuar leyendo «Fábula»

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Nuevos oficios

Me ha venido a la cabeza el antiguo oficio de las plañideras, esas mujeres contratadas para llorar en los entierros de difuntos que les eran desconocidos. Y me ha venido a la cabeza porque me he ido enterando de la existencia de nuevos trabajos que podrían, a simple vista, constituir una rareza por el desempeño estrechamente ligado a actividades propias del oficio de ser humano. Por si no lo recuerdan, las plañideras se remontan a la Antigüedad, y aunque en España fueron prohibidas en el siglo XVIII, porque sus expresiones de dolor rayaban el histerismo y transmitían una visión de endemoniadas que asustaba al clero, esta ocupación permaneció de manera clandestina en algunos pueblos. Y miren por dónde, hoy existen empresas en el Reino Unido que ofrecen el servicio de lloronas a la carta para asistir a duelos en que se prevé una baja participación, por la mala ralea del difunto o por su dificultad en vida para hacerse con una buena cartera de amistades y deudos.plañideras.jpg
Si bien consideré a las plañideras como un atavismo, dado mi ingenuo prisma de la naturaleza de las relaciones sociales, ahora que voy conociendo estos nuevos oficios regresa a mí una cuota de estupefacción, nada trágica, por cierto, que me hace considerar a las antiguas lloronas postizas como un acierto para corregir los rotos que generan los desajustes o las anomalías de las relaciones sociales. Continuar leyendo «Nuevos oficios»

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Para mis tataranietos

No sé si les ha pasado, pero hay veces en que me dan ataques de nostalgia de futuro, cuando mi nombre sea solo un recuerdo que se irá consumiendo de sepia y olvido, y mis tataranietos hallen entretenimiento en observar la foto de su tatarabuelo vestido a la moda obsoleta de la época en que los móviles se llevaban en la mano. Es una nostalgia que se nutre de lo que significan hoy mis tatarabuelos, absolutamente desconocidos para mí y sin más señales de su existencia que la pervivencia de una vida encerrada en un apellido conservado en el registro civil.
Preocupado por sobrevivir sin historial en la memoria de mis tataranietos, de pervivir solo en la formalidad digital de un apellido, y teniéndome a mí mismo como ejemplo de falta de iniciativa para reconstruir las huellas que dejaron mis antecesores genéticos, me he propuesto facilitarles una documentación cargada de datos que les faciliten sus pesquisas genealógicas, en el caso de que, a diferencia de lo que he hecho yo, se dispongan a descubrir cómo se las gastaba su tatarabuelo. Abuelo-02.jpg
Así que voy a proporcionarles la información básica para que no tengan que ir espigando aquí y allá los rasgos que componían la identidad de su pariente lejano, cuya foto no basta para revelar la verdad de su existencia (o sí, vaya usted a saber en esos tiempos avanzados qué operaciones se podrán realizar con los anticuados selfies). Continuar leyendo «Para mis tataranietos»