Dulce típico de estas fechas donde los haya. Advierto que son altamente adictivas y como resultan tan sencillas de hacer, podemos pasarnos la Semana Santa guardando panes para hacer torrijas. A decir verdad, en casa las disfrutan todo el año y como mejor nos saben son calentitas con una buena bola de helado y un chorrito de miel por encima, alegrándonos la vida.
Eso sí, cuando las como en Semana Santa lo que si que me acompañan son los recuerdos de mi abuela y su tropa de hermanas y cuñadas organizando el encuentro para comer un sancocho de cherne salado, preparándolo desde días atrás. Una vez que la compra del cherne, las papas buenas, el mejor mojo y las mejores batatas estaba resuelto, se repartían el resto de la orquesta porque no podía faltar el vinito blanco de Lanzarote o si no, mejor beber agua. Mucha agua de todas maneras porque después del sancocho te quedabas con sed durante una semana. El gofio ¿quien lo prepara?. Indispensable. ¿Y las torrijas?. Las torrijas no podían faltar, ya podías sentir que te explotaba el pantalón que la torrija te la tenías que comer en Semana Santa. Al igual que no podías faltar a la procesión de La Burrita el Domingo de Ramos y el olivo se quedaba en la cocina de casa hasta el año siguiente. Al resto de procesiones también. Y así un año tras otro.
Y cuánto no daría yo por volver a sentarme con cualquiera de ellas a comerme una torrija…..
INGREDIENTES
- Pan duro, como mínimo del día anterior.
- Un vaso de leche.
- Una rama de canela.
- La piel de un limón.
- Dos huevos.
- Azúcar blanca.
- Canela en polvo.
- Aceite de oliva.
ELABORACIÓN:
Comenzaremos cortando el pan en rodajas del tamaño que más nos guste.
A la vez, pondremos a calentar el vaso de leche con la ramita de canela y la piel más externa del limón, procurando que no lleve corteza blanca porque dejaría un sabor muy amargo.
Calentaremos la leche durante cinco minutos a temperatura media. Una vez pasados los cinco minutos, subiremos la potencia del calor al máximo y retiraremos justo cuando rompa el hervor. No hay que dejar que hierva. Esto lo haremos así para que la leche se infusione y coja el sabor del limón y la canela.
Dispondremos el pan cortado en una fuente y verteremos por encima la leche infusionada.
Mojaremos ligeramente el pan y sobre la marcha, escurriremos toscamente y lo pasaremos por huevo batido.
Mientras tanto, pondremos a calentar en una sartén aceite de oliva, lo necesario como para freír nuestras torrijas.
Una vez que tengamos el aceite caliente, freiremos las torrijas unos dos minutos por cada lado a temperatura media/alta hasta que se doren.
Retiraremos del calor y las pondremos sobre papel absorbente.
Podemos servirlas en caliente con una buena bola de helado por encima pero que sepan que esto no es lo que manda la tradición. Lo correcto será esperar unos minutos a que se atemperen y rebozarlas en una mezcla de azúcar y canela en polvo.
Y una vez las tengamos todas rebozadas, ya estarán listas para servir.
Feliz Semana Santa!
Que ricas , queria ver la receta por que la verdad que desde que era un chiquillo no las pruebo asi , caseras , desde que las hacian mis padres y mis abuelos, asi que muchas gracias por recordarme dicha tradicion y feliz semana Santa, un saludo
Muchas gracias por tu comentario, Jorge! Espero que las hagas y que te traigan muchos recuerdos de tu niñez. Feliz Semana Santa!
Gracias Vanesa, me salieron muy ricas, un saludo
Me alegro mucho Sole! Gracias por compartirlo!!!
Qué buena pinta!! Cómo todas las recetas que sugieres, te felicito.. Lo que más me gusta de tu sección es el amor que le dedicas rememorando tiempos pasados.. Eso nos trae recuerdos a todos los que seguimos tus recetas, porque tienes una forma única y especial de enseñarnos nuestra gastronomía de una forma preciosa y muy personal.
Que bonito comentario!!! Muchas gracias, Monica!!!
Que rica receta Torrijas de Semana Santa , quería aprender a hacerlas . Da gusto como explicas y la presentación. Gracias Vanesa.
Muchas gracias María!!! Anímate a hacerlas porque están muy ricas!
Como siempre engordando de felicidad con tus recuerdos compartidos