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Rocas de chocolate

Esta es una de esas recetas perfectas y redondas para los amantes del chocolate. Conjuga divinamente la intensidad, el sabor y el placer que todo adicto encuentra en cualquier postre o tableta de este manjar pero es que además, si a esto le sumamos el crujiente que le aportan los barquillos a esta receta, quizás estemos dando con una fórmula que en otros tiempos, podría haber sido pecado.

Sencilla, entretenida de hacer y con un resultado más que aparente. Ideal para acompañar un café de sobremesa, una tarde de lluvia mientras nos ponemos al día con la serie de turno, el detalle perfecto para llevar a una casa si te invitan y que recibas ovaciones tan pronto como las prueben.

Aparte de todo esto, en la familia de mi madre suelen arreglar las penas y los contratiempos con chocolate. Cuando de pequeñas nos llevaba a nadar a mis hermanas y a mí al Metropole, tan pronto salíamos del agua en pleno mes de febrero, ella nos esperaba con la toalla en una mano y un cuadrito de chocolate en la otra. Nosotras obedientes y sin sobre esfuerzo alguno, abríamos la boca con los labios violetas y chocando los dientes adheridas de frío. Y les diré que funcionaba, enseguida notabas un calorcito rico que bajaba desde la garganta hasta la tripa.  Ya en la adolescencia si algún noviete o alguna amiga de esas que realmente nunca lo habían sido, te jugaba una faena, tocaba noche de llanto,  de desvelo y caja de bombones de Quality Street. Me lanzaba a los de color verde. Y volvía a funcionar, porque al día siguiente tenía un kilo más de peso pero también de autoestima. El postre que más pedíamos a mi abuela cuando estábamos en exámenes era su mus de chocolate, no he vuelto a probar uno mejor y ya los kilos y los años no me dejan seguir la cata, así que considero para los restos de mi vida que el mejor mus de chocolate del mundo, era el suyo. Y así podría seguir contándoles de la estrecha relación entre el chocolate y las penas y dado el nutrido panorama, político, social y sanitario, les animo a prepararse unas roquitas de chocolate, no solucionan, pero ayudan a que la energía no decaiga.

 

INGREDIENTES:

  • Una tableta de chocolate negro para fundir.
  • Una tableta de chocolate blanco para fundir.
  • 20 barquillos de galleta.
  • 10 barquillos de chocolate
  • La ralladura de una naranja.
  • La ralladura de un limón.

ELABORACIÓN:

Empezaremos con las rocas de chocolate negro con naranja. Para ello utilizaremos los barquillos de galleta, los meteremos en una bolsa con cierre de cremallera plástica y les iremos dando golpes suaves hasta que se vayan quedando hechos pedazos. No hay que hacerlo polvo. Reservamos.

Partiremos la tableta de chocolate negro para fundirla al baño maría. Muy importante, el agua no debe hervir, tan solo coger temperatura hasta que veamos burbujitas pequeñas en el agua, en ese momento bajaremos a fuego medio e introduciremos dentro del caldero otro más pequeño que contendrá el chocolate partido. Lo mantendremos al calor hasta fundirlo, dando vueltas cada cierto tiempo.

 

Una vez tengamos el chocolate fundido, pasaremos los barquillos deshechos a una fuente, rallaremos por encima de los barquillos la piel de la naranja y sobre esto verteremos el chocolate fundido.

Mezclaremos bien hasta que todo el chocolate quede integrado.

Seguidamente dispondremos sobre una superficie plana, un papel de horno o papel vegetal y con una cuchara de postre, iremos cogiendo montoncitos que dispondremos sobre el papel.

Los dejaremos reposar hasta que se sequen por completo y obtendremos una deliciosas y crujientes rocas de chocolate negro con naranja.

Las rocas de chocolate blanco las elaboraremos de igual manera, salvo que le añadiremos los barquillos de chocolate y la ralladura de la piel de un limón. Una vez mezclado s con el chocolate blanco fundido, haremos los mismos montoncitos y dejaremos que se atemperen y se sequen. Estos resultan mucho más dulces que los de chocolate negro dado que el chocolate blanco contiene muchísimo azúcar pero la ralladura de limón, contrarresta el sabor y lo equilibra.

 

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