Espárragos con vinagreta

Si les gustan los espárragos blancos les garantizo que esta receta la harán a partir de ahora, para el resto de sus vidas. Hace unos meses, la suerte llamó por teléfono a mi chico porque nuestros muy queridos Alfredo y Carmina, nos invitaban a su casa para compartir juntos una de sus sublimes fabadas. Alfredo asturiano de nacimiento y Carmina asturiana por derecho, así que la convocatoria no podía ser más suculenta.

Para la fabada, prometo dedicarles un futuro post y espero no demorarme demasiado porque para ello tendremos que esperar a que nos inoculen de Covid o aparezca un antídoto eficaz que lo mate de una vez por todas y para siempre porque cuando llegue la era post-Covid, retomaré la palabra de Alfredo y montaremos una fabada  y aquí se las contaremos pero desde ya les adelanto que nunca antes mi paladar había probado algo tan sublime.

Pero ahí no quedaba la sorpresa, después de aquella fabada, con la que todavía mantengo dulces sueños y despierta la suspiro, Carmina acerca a la preciosa mesa que nos tenía preparada, una bandeja con deliciosos y carnosos espárragos blancos y una vinagreta. Les advierto que soy fan incondicional desde niña de los espárragos y además mi suegra es navarra, así que el paladar lo tengo a prueba de detección express de sucedáneos. Nunca se me había ocurrido mezclar los espárragos con nada, ni con mayonesa y muchísimo menos con nadie. Cuando me abro el tarro de espárragos en casa me convierto, como diría mi abuela,  en la Cofrade Mayor del Puño Cerrado. Como bien me indicó Carmina, pinté mis espárragos con la vinagreta y creanme que tuve que cerrar los ojos. Nunca habría imaginado que algo tan sencillo pudiera elevar aún más el delicado sabor de unos espárragos. Y sí, era cierto. Existía y yo lo estaba probando en ese momento y hasta llegué a pellizcarme.

Después de aquella noche han venido miles de noches más, cenando,  para mi solita, los espárragos con vinagreta de Carmina. Recordando aquella noche llena de sabores, a cual más exquisito. Deseando que las medidas lleguen al punto en que no existan medidas, para volver a pasar un rato bonito con Alfredo y Carmina, como todos los que siempre hemos pasado con ellos, porque son de esos amigos que reconfortan como un chocolate caliente en invierno, con los que disfrutas como los baños en la playa los días de verano, con los que el tiempo vuela como los paseos de las tardes en otoño y con los que siempre tienes ganas de más, como cuando anhelas en invierno, que llegue la primavera. Sea cuando sea, volveremos a comernos una fabada y montaremos una buena…. en verano, en otoño, en invierno o en primavera.

INGREDIENTES

• Un tarro de espárragos navarros
• Un huevo duro (cocido)
• Una cebolleta pequeña
• Aceite de oliva virgen
• Vinagre de manzana
• Dos cucharadas de mayonesa.

MODO DE HACERLO:

Cuando la preparo, normalmente para la cena o como entrante en un almuerzo, meto la noche antes los espárragos en la nevera para que estén bien fresquitos.

Un rato antes de montar el plato, ponemos a sancochar un huevo. Técnica sencilla, pondremos agua a hervir y en frío meteremos el huevo con la cáscara en el agua. Una vez rompa el agua a hervir,  contaremos diez minutos. Sacaremos del agua hirviendo y meteremos sobre la marcha en agua fría para no quemarnos al pelarlo. Lo picaremos muy menudo, en pedazos muy pequeños.

Seguidamente cortaremos la cebolleta en pedazos también muy pequeños, mas o menos como los pedazos en que hemos cortado el huevo. Añadiremos la cebolleta cortada a la misma fuente donde tendremos el huevo. Incorporaremos sobre el conjunto un buen chorrito de aceite de oliva virgen (como si lo estuviéremos aliñando) y un buen chorrito de vinagre de manzana. Por último añadiremos la mayonesa, a ser posible casera, y mezclaremos bien todos los ingredientes. Reservaremos en la nevera, tapado, hasta el momento de utilizarlo.

Para servirlo, lo ideal será verter la vinagreta en una fuente aparte y los espárragos en una bandeja. Que cada uno se aliñe sus espárragos al gusto pero les advierto que si en esa mesa estuviéramos mis hermanas y yo, acabaríamos enfadadas con la que se haya llevado el último espárrago.