Elsa López

No sé, con trece o catorce años conocí a Elsa López. No sé si el verbo apropiado sería conocer o descubrir. Me decido por el segundo. Descubrí a Elsa López leyendo a Antonio Gala. En aquellos tiempos era un fanático de Gala. Había visto todas sus entrevistas con Quintero, releía todos sus libros. Mi pasión por Gala llegó a tanto, que en carnavales me disfrazaba con un jersey sobre los hombros y un bastón. Antonio era una pasión. La pasión del adolescente que sin quererlo imitaba al escritor, en su forma de hablar con la gente y en su forma de escribir poemas cuando los otros dormían. Tamiko, mi admirada profesora de cultura clásica, sabía de mi admiración-casi mesianismo-por el cordobés universal. Sigo admirando a Antonio, aunque lo sienta cabreado con el mundo. Continuar leyendo «Elsa López»