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Arguineguín: escenas de republicanismo español

 

 

Muchos ciudadanos se han manifestado en contra de los migrantes venidos en patera; muchos con estudios superiores, políglotas y de buenas costumbres. Después de esta ola de odio y opiniones sin el graduado escolar, me siento en la obligación de escribir estas palabras. Cualquier ciudadano del mundo tiene derecho a desplazarse; cierto es, que los Estados deben regular el tránsito de sus ciudadanos. Ahora es difícil, desde el punto de vista administrativo/burocrático, pero no imposible. No pasa nada con la llegada de pateras. Sólo un analfabeto (como aquellas dos que hicieron el ridículo frente a Augusto Hidalgo, el alcalde de la eterna sonrisa) o un radical pueden ver a los migrantes como enemigos.

 

¿Hay una masificación? Sí

 

¿No se ha regulado bien por parte de las autoridades? Sí, también.

 

Muchos de esas mujeres, hombres, niños, bebés que vienen en patera; pertenecerán, a corto o medio plazo, al tejido obrero español y/o europeo. La historia se vuelve a repetir: muchos de los republicanos que salieron de España con lo puesto; muchas veces con una maleta vacía para que les hiciera compañía, hoy por hoy, son parte del tejido obrero o empresarial  francés y/o gobiernan en Francia.

 

Las escenas de Arguineguín (dígalo bien, señor Marlaska) están casi reproducidas de lo que pasó con muchos españoles en Francia: retenidos, sin movimiento y muchas veces intimidados por el gobierno francés de la primera mitad del siglo XX. No hay que ser tonto, y dejarse llevar por las falsas pasiones de los nacionalismos o “me quitan el pan”.

 

Estoy convencido que en dos o tres siglos no existirán estos problemas; el paradigma de la sociedad abierta de Popper será una realidad para todos: libertad de movimiento total; gobiernos tolerantes y transparentes, que responden a las necesidades de la población; órganos del Estado con el culo limpio (no cloaca, no malos olores, no ratas venenosas) sin secretos, sin violencia, sin aporofobia (todo por la pasta: ¿a los jeques de Marbella, sí, pero a los paterinos: no?)