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A favor de Francia

 

 

He discutido, deporte maravilloso que suelo practicar desde la dialéctica, y no desde la violencia, con un sirio: refugiado de guerra y paz, sombra dentro del paraguas de protección de refugiados de guerra que tiene Noruega. En algún momento me preguntó sobre mi opinión sobre Francia, le respondí de manera positiva. Me llamo estúpido sin mirarme a los ojos. Estábamos en una cena, no le respondí al adjetivo ni a las subordinadas ordinarias:

 

Imperialista, los franceses nos han matado.

 

Se retrató solo, vive en el pasado y, por supuesto, no es tolerante. Me dolió Francia y los franceses, qué culpa tendrá Sartre o Édouard Louis de las fechorías de sus antepasados. Este es una reflexión de cómo una víctima a ojos de la administración se convierte en verdugo que escupe, como hizo, en nuestra conversación, miles de insultos contra la migración eritrea en el reino noruego. Por supuesto, siempre hay sitio para el postre: homofobia en copas de cristal de bohemia. Sujetó su copa, miró a la inmensidad y me dijo que yo no tenía nivel para hablar con él. Reconozco que nunca me habría esperado, hasta ese momento, un comentario así de un ciudadano que comparte pasaporte con Nizar Qabbanni. En el fondo es un pena que haya radicales disfrazados de H&M, laca y perfume de Paco Rabanne defendiendo todo aquello por lo que ha luchado el Estado noruego desde la Segunda Guerra Mundial. Este tipo de personajes que desayunan dos veces, mientras maldicen al panadero, crean odio y empatía a partes iguales. Son dos mitades de un todo: dialogar y fomentar la integración es una tarea esencial.

 

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Andrea Abreu y Mariem El Mehdati: literaturas monótonas

 

Andrea Abreu y Mariem El Mehdati parecen un solo ente, ambas comparten las mismas causas e incluso el estilo a la hora de escribir es muy parecido: en la sintaxis, en las pausas, en los adjetivos y en las pocas oraciones subordinadas que han hecho. Su estilo es de ir en contra del turismo, hablar y escribir: a ver quién llena la nevera a las personas-casi toda Canarias- que vivimos del turismo. En este video analizo a estas dos autoras, secuestradas por cada uno de sus respectivos libros. Llevo años escuchando el mismo rollo sobre sus nivolas, qué caminen: qué escriban y no vivan toda la vida de un solo y monótono libro, aburre y produce ansiedad. De momento ansiedad.

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Aparentar es morir

 

 

Esos jóvenes, algunos treintañeros, filofarloperos de anacardos y perfumes del Mercadona presumen de lo que no son; compran en rebajas y follan cuando las acciones están en su mínimo bursátil. Su ropa, su mirada, su vocabulario: todo está estudiado al milímetro, pero como todo aquel que imita/aparenta es tonto. Obvian lo esencial, véase este ejemplo: se fotografía con unas Nike de quinientos pavos, pero los azulejos que pisa llevan mil años sin cambiarse. Contradicción a la vista. Van a comer y no saben coger los cubiertos, ni saben nada. Me da pena el complejo de clase, el rico que quiere ser pobre vendiendo miserias y siendo condescendiente con los otros y el pobre que sigue siéndolo autoconvenciéndose que es superior por comprarse cosas de ricos. Un ratón dando vueltas en los mismo, abajo el complejo de clases.