Melania

Son las 5:25 cuando escribo estas palabras. Esta noche estuvimos celebrando el cumpleaños de mi Melania, o Melania Trump para los amigos. Celebramos el cumple de mi amiga, de una mujer óle (dícese de una amiga, gran amiga) que le sonríe a la vida. Y a los años. Y a la juventud en la que todos estamos. Salimos con Corina, Aghata, Virgina y Marina. Fuimos a un marroquí a cenar. El trato comme si comme ça por parte de los camareros, pero la comida fabulosa. Gastronomía marroquí de primera, buenísima. Nos reímos, fuimos felices. Meli abrió los regalos. Todos con algo de serpiente: falda de pitón, top de skin…Quizás porque las serpientes son sanadoras, de ahí el logo de la Organización Mundial de la Salud. Caminamos por las calles con tacones y chaquetas. Llegamos a Madera (Madera y Corcho). Abrimos los paquetes de Oreo y chocolate. Algunas se quedaron con el Oreo, y otras con el chocolate que se derrite en las manos. Chocolate con pepitas naranjas en las manos. Huele a humo, relaja y alimenta el estómago. Tiramos para un karaoke del Puerto. Nos atendió una rubia culona y simpática. Corina, Aghata, Meli (Virginia ya se había ido, Mariana también; se unió Erika) y yo cantamos «Procuro Olvidarte», » Y como es él// ¿en qué lugar se enamoró de ti?(…)» o «Son las cinco de la mañana//y yo no he dormido nada.// Pensando en tu belleza, loco, voy a parar(…)». Cantamos por Alejandro Fernández, Lola Flores, Romeo Santo o Marc Anthony. Nuestra última estación fue Cuba, «La Pequeña Habana» donde los sueños saben a salsa y a jabaos conectados al son de la fiesta. Nos despedimos. Tomé un taxi, y le escribí a Melania en letras mayúsculas: «TE ADORO»

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