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La Feria del Libro y el respeto

Las batucadas en la Feria del Libro son una metáfora de cómo están las literaturas y las ciencias, en general, en este país. La Feria del Libro debe ser un templo para el conocimiento, pero el conocimiento necesita sus silencios para las presentaciones de los libros: silencios para la voz del intelectual y su obra: silencios alemanes para entender el mundo. La Feria del libro es el espacio de todos, vale: pero, también, el respeto tiene su parcela. El respeto para los que no participan de esa batucada afrocaribeña. Metáfora de ruidos, bailes desordenados, manifestación ronca a favor del trabajador (pero, en contra de los obreros del libro). La Feria del Libro es un espacio para las ideas, el templo de las ideas. Qué a nadie se le olvide que para entrar en el Templo (del santo libro, de sidi libro) tenemos que descalzarnos del mundanal ruido.

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Quem é Teca?

Teca Barreiro es una mística, una curandera que sana con amor. La curandera de los místicos africanos recorre toda la geografía de la historia hasta llegar a un pasado de pamonha, Tupinambá, para danzar con los indígenas. Teca es negra, tupinambá, brasileña, española (universal, quizás su única nacionalidad sea su honesta energía: su poesía). La epopeya de sus manos, ese reiki. Su voz es como la melfa que me envolvía de niño, cuando mamá viajaba lejos. De Teca se puede decir que es la heredera de Lao Tse, motor divino de amor (¡bendito sea Dios!) en su conversación: en su existencia: en su Verbo (en mayúscula). Podemos decir de ella, mil cosas. Pero, lo único que me dice el corazón (ese corazón mío y de los míos; muy pocos lo conocen, muy pocos lo conocerán, porque un corazón sin misterio no es un corazón) es el cariño, el respeto y la admiración que le tengo a esta mujer. No he hablado mucho con ella, no he tratado en lo personal demasiado, pero la estimo como si fuera una hermana o una morabita a la que rinde culto un ejército de poetas y filósofos. Lo juro, como dijo Goethe en una de sus cartas: «ella es todo, todo en plenitud». Teca es el ejemplo de lo que quiero ser en vida. De mayor, o ahora, quiero ser como ella: conseguir esa paz con los otros habiendo conquistado la paz perpetua (en nombre del amor) entre el pasado, el presente y la eternidad del ser.

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Irma Ariola y donde amar no es pecado

Cuadro de Irma Ariola ©
© «Irreverente» de Irma Ariola.

Acabo de llegar a la presentación de «Naúfraga en tu piel», territorio donde amar no es pecado. La poesía, de la autora, Irma Ariola, es la tierra y el camino que hace el corazón cuando ama a otro corazón. En este acto, en este mundo, las personas y las ideas se aman más allá de los géneros. El arte es eso, arte: más allá de los géneros, los dogmas, las cruces griegas o latinas que ponen genitales al corazón. No, por favor. Dejad que las mujeres y los hombres caminen con los ojos atados a la luz de la libertad y la fraternidad. Amaos los unos a los otros, dijo un filósofo evangelizador. Estoy entre las cuatro paredes de la exposición- presentación, en el Club Náutico. El aire huele a la sensibilidad de quien mira una obra de arte y se emociona. La sensatez de quien se emociona con lo bello. En este libro; las personas no son colectivos, sino individuos libres que no son etiquetados como herederos de Safo o Byron. Las personas son personas sin necesidad de clasificar, dividir en grupos; y en este caso Irma es la profetisa que coge de la mano a todos lo que estamos en la sala. A su derecha tiene a Néstor Dámaso del Pino (¡tremendo descubrimiento; genio, genio, genio mil veces!), a su derecha está la sacerdotisa egipcia Rossy Robayna (un corazón honesto que escribe con belleza). En la otra punta del círculo está la reina Chicha (a sus pies, majestad); a su lado se encuentra el genial fotógrafo Miguel (gracias, caballero). El círculo es infinito, miles de años de historia están en él. Se escucha a Rosario Valcárcel recitar un poema homoerótico, mientras el genio de las espiritistas (con denominación de origen teldense) escucha atento. Mi amiga Elena me agarra la mano. Conversamos de Derecho. Se escuchan las “Sombras” de Chavela Vargas. El círculo continúa con las manos abrazadas. El círculo desea poesía. ¿A qué poesía se refiere? A la poesía de la luz: a la luz poética de los buenos artistas.