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Argelia en el vendaval

 

 

Caricatura del genial Ali Dilem, «¿ahí enterraremos al Hirak?
Caricatura del genial Ali Dilem, «¿aquí vamos a enterrar el Hirak?».

El pueblo argelino ha demostrado con ese 76,3 % su oposición al régimen militar. El mismo que ha puesto a Taboun, un títere que pasó de ministro de Bouteflika a presidente de Argelia para acabar ingresado en algún hospital alemán. No sé sabe si está enfermo, ni de qué está enfermo, ni dónde está ingresado. Sin duda, estamos ante otro perro domesticado que ladra y calla porque así lo dice la autoridad castrense. Taboun defendió el diálogo en su primer discurso, ¿qué diálogo? Usted no puede dialogar con los militares argelinos, señor presidente; ¿cómo va poder dialogar con quienes no escuchan? Sólo dialoga quien tiene algo que decir. Usted por ahora no ha dicho nada. Continúa en su silencio germano. No sabemos si está malito, secuestrado supuestamente, contento, triste, vivo, muerto… El pueblo argelino ha demostrado su valía defendiendo su libertad y autonomía con el Hirak, manifestaciones a favor de una Argelia libre y donde se repartan las riquezas. ¿Cómo puede un país con las riquezas de Argelia vivir con la cabeza agachada ante muchos? Ya es hora de que te liberes, querida Argelia, y acabes con la violencia de tus agresores. ¡Viva Argelia!

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Los jóvenes somos valientes

 

 

Los jóvenes tenemos que currar con un contrato precario y vivir continuamente amargados. Estamos hasta los testículos/ovarios del discurso que nos culpa de todo. Curramos lo mismo que nuestros padres, cuando eran jóvenes, para cobrar tres o cuatro veces menos. Trabajamos para seguir viviendo con nuestros padres y pedir préstamos para sobrevivir. Estamos en la mierda, seamos de la clase social que seamos. El pobre llora en un Seat y el rico en un Jaguar; y ambos por no ser independientes, estar condenados a la frustración, al yugo paterno y salir de casa a los cuarenta años.

 

Los jóvenes queremos ser libres, y en España no podemos serlo. Esta España del 2020 está para los listos, los mafiosos, los sumisos y los valientes. Ya no vale eso de sacarse la carrera para acabar trabajando en un buen despacho o en una empresa. Una de las fórmulas para Rubén, licenciado en periodismo, es «me titulo. Si no encuentro de lo mío me amargo, me frusto, me encierro en mí mismo y así hasta caer en una depresión». En una situación parecida está Raúl, también periodista, con un poco de suerte y mucha paciencia y un tocho de currículum repartidos encontró curro. No se queja, a pesar de las horas y las condiciones de mierda. Quiere irse al extranjero.

 

Por otro lado está Néstor. Quiere ser como Pablo Escobar. La mitad de su adolescencia la pasó viendo documentales de narcotraficantes. Su sueño es convertirse en el nuevo Castaña del hachís ( o el oro blanco).

 

El último grupo es para los que invierten sin tener casi nada. Invierten lo poco o mucho que tengan en un proyecto, a sabiendas que el Estado no les apoyará. El santo Estado no rebaja o flexibiliza el pago de impuestos, ni es paternal con los imberbes en el mundo empresarial. La ley y Hacienda es para todos, pero con los jóvenes deberían tener un poco de tacto.

 

Todos los jóvenes somos valientes. Remamos a pesar del viento y los tiburones.

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El día de la Hispanidad no es para fachas

 

Felicité a un familiar por el día de la hispanidad con un « ¡viva España!», y me respondió con un «no seas franquista». Me quedé pensando. Cómo una niña de edad infantil asocia esa expresión de júbilo y orgullo a Franco. Le respondí: “si ahora digo «viva Ruanda», ¿sería franquista?” «No seas facha, tío», me contestó. Estuvimos hablando y parte de las reflexiones de esa conversación aparecen en este artículo. Parece que los españoles no podemos sentirnos orgullosos de nuestra nación. Es cierto que la expresión «viva España» parece propiedad de la derecha española. Pero, no es así ni nunca lo será. Viva España es para todo el mundo que se sienta español, haya nacido aquí o no. Debemos convertir esta expresión en la bandera de Estados Unidos para los americanos: en motivo de orgullo, de unión, de progreso. Pero, este país siempre va en contra de sí mismo. Viva España, y ya que estamos: ¡Viva el rey! Por muy republicanos o anarquistas que seamos no hay que humillar al rey, porque así se infravaloran las instituciones del Estado. Tenemos que diferenciar entre el debate monarquía/república y las faltas de respeto a Felipe VI. Lo tienen amargado. No tiene culpa de lo ha hecho su padre. Como bien dijo Cayetana Álvarez de Toledo: los hijos no somos responsables de lo que hacen nuestros padres. Su padre supuestamente se equivocó, aunque todavía no lo haya dicho ningún tribunal. Es más, creo que todo es una excusa para acabar con la monarquía por detrás. En la vida y la política hay que ser educado y elegante para echar a alguien. Planteen un referéndum, luchen por conseguir la república- o la monarquía constitucional-; y dejen de amargar la vida pública y privada a Felipe VI.