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La represión

Édouard Louis es el ejemplo de pensador honesto consigo mismo y con el poder. ©Christopher Olssøn.
Édouard Louis es el ejemplo de pensador honesto consigo mismo y con el poder. ©Christopher Olssøn.

«El intelectual no debe reprimir su libertad de expresión a cambio de unos euros en su cuenta corriente», escribió un colega americano mientras casi todos los intelectuales europeos se comprometen, hoy, con la pasta y la falta de valores. El intelectual debe tener un compromiso consigo mismo, con sus ideas, con sus artículos, con su ideología más allá de lo marque el gobierno o el grupo editorial donde pueda trabajar. El intelectual debe hacer de torero contra cualquier miura que amenaza o chantajea su libertad de expresión, su libertad de pensamiento. El pensador (término más bello que intelectual, porque en esta era cualquier «básico» es intelectual. Se escuchan unas carcajadas) o el sabio tiene que hacer lo que quiera, siempre que respete sus valores y principios. El intelectual debe comprometerse consigo mismo, respetarse y no autoreprimirse para tener más lectores, más amantes, más amigos, más prestigio social. Todo eso vendrá, pero siendo honesto. Los honestos, como escribió Pierre Louys, llegarán al cielo. No todo es fama, no todo es quedar bien, no todo es alcanzar el cielo en vida. Lo único que deseo es existir en mi cielo interior, y dejarnos de máscaras y hambre (somalí) por el aplauso.

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Disonancias

 

Este blog acaba de subirse a una patera. Quiere ser libre en el exilio. Anoche estuvo de fiesta. Se bañó en las aguas de San Juan entre manzanas encantadas. San Juan Bautista lo volvió a bautizar. “Casandra y Apolo” pasa a llamarse “Disonancias”, en honor a los sonidos de la vida y, por supuesto, en homenaje a Theodor Adorno. Disonancias es un espacio de pensamiento. Será un referente, una noche de San Juan donde todas las gentes salen a buscar a su «Casandra». Por eso mismo, el subtítulo de este espacio es “Casandras”: criaturas repartidas por toda la superficie de la tierra. Ellas son mis ojos y las manos que escriben, sin miedo ni pudor, sobre la realidad insular: nacional e internacional. Allá vamos con la esperanza de llegar al paraíso sea en patera o avión.

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Constancia

Constancia. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia a pesar de los dolores de cabeza galdosianos. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia a pesar de los vampiros/vampiresas de falsos sentimentalismos. Constancia. Constancia. Constancia porque me niego a los celos carnívoros de los mediocres. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia para ser feliz. Constancia. Constancia. Constancia. Constancia para la travesía. Constancia, queda menos para llegar a Cambridge. Constancia. Constancia. Constancia en invierno. Constancia, no importa el frío. Constancia. Constancia con la paciencia. Constancia para no quedarse dormido en verano. Constancia. Mucha constancia. Constancia.