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Argelia en el vendaval

 

 

Caricatura del genial Ali Dilem, «¿ahí enterraremos al Hirak?
Caricatura del genial Ali Dilem, «¿aquí vamos a enterrar el Hirak?».

El pueblo argelino ha demostrado con ese 76,3 % su oposición al régimen militar. El mismo que ha puesto a Taboun, un títere que pasó de ministro de Bouteflika a presidente de Argelia para acabar ingresado en algún hospital alemán. No sé sabe si está enfermo, ni de qué está enfermo, ni dónde está ingresado. Sin duda, estamos ante otro perro domesticado que ladra y calla porque así lo dice la autoridad castrense. Taboun defendió el diálogo en su primer discurso, ¿qué diálogo? Usted no puede dialogar con los militares argelinos, señor presidente; ¿cómo va poder dialogar con quienes no escuchan? Sólo dialoga quien tiene algo que decir. Usted por ahora no ha dicho nada. Continúa en su silencio germano. No sabemos si está malito, secuestrado supuestamente, contento, triste, vivo, muerto… El pueblo argelino ha demostrado su valía defendiendo su libertad y autonomía con el Hirak, manifestaciones a favor de una Argelia libre y donde se repartan las riquezas. ¿Cómo puede un país con las riquezas de Argelia vivir con la cabeza agachada ante muchos? Ya es hora de que te liberes, querida Argelia, y acabes con la violencia de tus agresores. ¡Viva Argelia!

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¿Qué es la literatura?

 

Uno de los placeres de publicar un libro es escribirlo, sin duda. Es el súmmum de la literatura: investigar, documentarse, pillar la inspiración y ponerse a currar en ese libro como si de un bebé se tratara. Cuando publiqué Narcosirenas, mi primer libro que salió al mercado, fui muy feliz con la aceptación del público y fui más feliz con la presentación del libro. El hecho de invitar a los lectores a la presentación del libro y que estos dejen su vida de lado para venir a verme es un orgullo, una satisfacción que me sonroja. Además de los dos ponentes y buenos amigos, Guadalupe Martín Santana y Jesús Ibrahim Chamali. Sin ustedes nada habría sido posible. Siempre he defendido el proceso de escritura y de formación como el más importante para el escritor. Más allá del ego, del aplauso, de los pringaos que quieren vender sin calidad literaria está el encuentro íntimo con la literatura que sólo se produce cuando le das todo tu ser . Hay que darle todo a la literatura, para sentir su cuerpo encima del tuyo. Así es ella, es todo o nada. Cuando te bendice con su belleza tienes el cielo ganado, pero es tan generosa como justa con los mafiosos literarios que sacan rédito vendiéndole mentiras a las personas. No me gusta engañar a la gente, ni me gusta que me engañen a mí. Si presentas una obra artística, que sea con la máxima calidad; dalo todo. La literatura suele vengarse de los que venden y compran a las puertas de su sagrado templo.

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Los jóvenes somos valientes

 

 

Los jóvenes tenemos que currar con un contrato precario y vivir continuamente amargados. Estamos hasta los testículos/ovarios del discurso que nos culpa de todo. Curramos lo mismo que nuestros padres, cuando eran jóvenes, para cobrar tres o cuatro veces menos. Trabajamos para seguir viviendo con nuestros padres y pedir préstamos para sobrevivir. Estamos en la mierda, seamos de la clase social que seamos. El pobre llora en un Seat y el rico en un Jaguar; y ambos por no ser independientes, estar condenados a la frustración, al yugo paterno y salir de casa a los cuarenta años.

 

Los jóvenes queremos ser libres, y en España no podemos serlo. Esta España del 2020 está para los listos, los mafiosos, los sumisos y los valientes. Ya no vale eso de sacarse la carrera para acabar trabajando en un buen despacho o en una empresa. Una de las fórmulas para Rubén, licenciado en periodismo, es «me titulo. Si no encuentro de lo mío me amargo, me frusto, me encierro en mí mismo y así hasta caer en una depresión». En una situación parecida está Raúl, también periodista, con un poco de suerte y mucha paciencia y un tocho de currículum repartidos encontró curro. No se queja, a pesar de las horas y las condiciones de mierda. Quiere irse al extranjero.

 

Por otro lado está Néstor. Quiere ser como Pablo Escobar. La mitad de su adolescencia la pasó viendo documentales de narcotraficantes. Su sueño es convertirse en el nuevo Castaña del hachís ( o el oro blanco).

 

El último grupo es para los que invierten sin tener casi nada. Invierten lo poco o mucho que tengan en un proyecto, a sabiendas que el Estado no les apoyará. El santo Estado no rebaja o flexibiliza el pago de impuestos, ni es paternal con los imberbes en el mundo empresarial. La ley y Hacienda es para todos, pero con los jóvenes deberían tener un poco de tacto.

 

Todos los jóvenes somos valientes. Remamos a pesar del viento y los tiburones.