James Rhodes, no estás solo en tu defensa de la infancia. Tu testimonio es un puñetazo contra la sociedad. La cifra de niños abusados sexualmente es una bomba contra la infancia. Las cifras oficiales, es decir las recogidas en denuncias son una auténtica bomba. Pero, las que se quedan en casa y no se denuncian son la desgracia más vergonzosa de la especie humana: el 85 % de los trapos sucios se limpian en casa… ¿Qué mundo es éste? James Rhodes comentó en el Chester que le avergonzada haber sido violado, pero si no verbalizas las cosas no puedes ayudar. La historia de James es un caso que me hace dudar de la ética humana-si es que existe en mujeres y hombres-: sus padres lo veían sangrar en su cama; no hacían nada. Los padres conocedores de la situación miraban hacia otro lado, a sabiendas que su hijo sangraba todas noches, mientras en el cole era violado por su profesor durante cinco años. No fueron honestos sus padres, ¿usted lo sería? Yo sí, a pesar del qué dirán, a pesar de los comentarios hirientes de las gentes, a pesar de morir en vida. Yo moriría en vida, pero resucitaría como Cristo o el ave Fénix para apoyar a mi hijo o a ese menor abusado. Estaría quemado por dentro, pero hay que vivir y clamar justicia en los tribunales. «Mi hijo ha sido violado», qué oración más dura pero más duro es tirar para adelante e intentar que ese niño o esa niña se convierta en un ciudadano honesto y feliz. Feliz. Muy feliz a pesar del crimen del verdugo, del monstruo, de ese o esa. Violan (o abusan) de tu hijo, lo más primitivo sería volverse loco y disparar contra el monstruo o tirarse por un puente. Yo no sabría qué hacer: si denunciarlo ante la vida o los juzgados, lo importante es vivir a pesar de todo y hacer de la víctima una persona con valores, feliz y buena gente.
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