GH VIP 6

Miriam Saavedra y Suso Álvarez esperando el veredicto de la audiencia. © Mediaset
Miriam Saavedra y Suso Álvarez esperando el veredicto de la audiencia. © Mediaset

La imparcialidad de Jorge Javier Vázquez en GH VIP es sinónimo de manipulación. La manipulación que ha llevado a Miriam Saavedra, alias la princesa inca (princesa sin corona ni título) a ganar la edición más vista del programa y la más manipulada. Desde el minuto uno se jugó con la psicología de quienes veíamos el programa. Abucheos programados (muchos reproducidos desde YouTube o provocados por Manolo, el regidor) o el continuo bombardeo a la conciencia de los concursantes (ratas de un psicópata que busca polémica sucia y morbo). ¿Cómo lo hacen? Pues, como ya he dicho, haciéndole escuchar a los concursantes los abucheos del Spotify de Mediaset o los gritos de los del bocadillo de tortilla española con (o sin) cebolla. La gala de anoche fue inmoral desde el punto de vista estético y ético. Jorge Javier entró al plató encima de un carruaje como si fuera el primo operado de Papá Noel. El tono del Pequeño dictador de Mediaset (como lo llaman sus compañeras y compañeros desde el paro) hacia Aramís Fuster fue miserable. La pobre mujer contaba su soledad impuesta, la necesidad que tiene por su mamá en estas navidades. Contaba sus historias (ciertas o no), pero las contaba rota de dolor (o drama, no sé). Esa mujer sufría, y el pequeño dictador se burlaba de ella. Si lloras, el plano quedaría de puta madre. Miserable. Esta edición, por lo general, ha estado llena por los peores sentimientos humanos que Paolo Vasile ha querido cotizar. Ira, humillar a los seres humanos, jugar con la orientación sexual de los concursantes. Todo es válido. HAY QUE LLEGAR A LA FINAL. Todos han participado de este espectáculo, e incluso los que lo veíamos desde casa. Es inaceptable la actitud del niño mimado de Mediaset, Suso Álvarez, que en estos momentos estará de fiesta, cuando expone su machismo o su hipermegamachismo en las paredes de Guadalix. Sabemos que las cámaras graban las 24 horas del día, pero no todo vale. Tampoco nos vale, que Aramis enseñe su flor sin canela para subir el share del programa. Los realities deben divertir, y no ofender o humillar a quienes participan en él. Miriam, por otro lado, es la ganadora de esta edición gracias al silencio cómplice y cobarde, y los comentarios hirientes, de sus compañeros que la llevaron a ser la pseudoprincesa de los inca y de esta edición de GH VIP. Y como no, defendida por The People’s Princess del universo Sálvame. Todos le dieron la espalda a Miriam cuando entró en la casa, a excepción de sus dos amigos: Verdeliss (la mamá de España) y el Koala (¿el embajador del ganadero andaluz?). Sus dos amigos llegaron lejos, porque ser víctima (que no es lo mismo que hacerse la víctima) en la tele es sinónimo de éxito. Pero, claro, la dirección de la empresa (en nombre del padre, del hijo y el espíritu santo de Mediaset. Amén) es la que reparte los títulos (Ay, si la Cifuentes hubiera tenido el apoyo que tiene Miriam Saavedra le habría ganado el pulso a su video y a sus colegas de partido). Y en este caso, el título lo ha obtenido la princesita de los ataques de ira, celos y fantasía. Miriam Saavedra a pesar de agredir a sus compañeros con las peores calumnias fue víctima, sufrió mucho, pero cuando hizo de verdugo continuó siendo víctima hasta vencer.

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