Hermanos
No hay más Dios omnipotente, omnisciente, omnibello, omniamoroso como la mirada de prado holandés de mi amor, el amor sumiso con el que inclino mi cabeza al suelo cinco veces cada uno de los siete días. Inclino la cabeza. Dios se presenta en la escena, pero la conciencia vuela a otro amor. Hacia el demonio. Quizás, porque Dios y el demonio son la misma cosa pero con distinta energía. Nos han contado la historia al revés. Dios es hermano de Satán y Satán es hermano de Dios. Lo supe cuando vi en la puerta del infierno (entre el apartamento de Rimbaud y el de Reinaldo Arenas) a Satán abrazar, con una fuerza sincera, a Dios.