Templanza

Unirme con el libro más bello de las tres dimensiones. Ese libro es el alma, lo tomo con templanza y veo la luz. La luz tenue que nos salvará del salvajismo. Unirme al libro, unirme a mi alma. El libro es sinónimo de alma. Quien no conoce su libro, no tiene alma. El concepto libro, en este contexto, no es un formato encuadernado sino una llave que, según las circunstancias, se recita o se lee. Hay quienes no leen, pero conocen cada una de las letras de su alma. Letras escritas con el oro de la templanza de quienes caminan pausados y felices. Esta mañana he caminado bajo la templanza del cielo (él también conoce su libro). Subí los ojos hacia el techo, y me encontré con una gran luz. Una luz omnipotente, celestial e infernal: esa luz es la biblioteca donde todas las almas-libros se posan (por orden del Demiurgo). No todos pueden ver esa biblioteca que vuela en los cielos. Quienes observan con templanza, sí.