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Javier Quintana García, un gran compañero

Minuto de silencio en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la ULPGC.
Minuto de silencio en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la ULPGC.

La universidad está de luto, nuestro compañero Javier ha pasado a la inmortalidad de los buenos hombres. Un buen hombre, un buen compañero; una buena persona que siempre estuvo ahí, siempre. Ayudó a muchos compañeros en su ingreso a la Facultad de Ciencias Jurídicas, y continuó abriéndoles las puertas del Derecho con apuntes, explicaciones exprés antes del examen, quedadas en la biblioteca.

Javier era una gran persona, compañero con sus compañeros y con los profesores. Era el mismo con todos, transparente y buena gente: con la ideas claras. Se suele decir que las personas nunca mueren, si se continúa recordándolas. Javier está entre nosotros. A nadie se le olvidará lo buena gente que es, y lo mucho que hizo por nuestra Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

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¡Nacionalismo!

"¿El abrazo del alma?", Mundial del 78 ©Osvaldo Alfieri
«¿El abrazo del alma?», Mundial del 78 ©Osvaldo Alfieri

 

 

A millones de ciudadanos del mundo se les marcan las venas. Están nerviosos. Harían cualquier cosa con tal de que ganara su nación en esta Copa Mundial de Fútbol. Antes de entrar en materia, me declaro amante y esclavo de ese arte y ese sapientísimo- no siempre- universo de estrategias que es el fútbol. Quizás, el macrofútbol me aburre y me asfixia por los comentarios huecos y los tontos útiles.

¿Qué fútbol no me gusta?

 

No me interesan los acuerdos entre los jugadores o los equipos de fútbol cuando de vender goles o fracasos se trata.

 

No me interesa el nacionalismo en el césped.

 

No me gusta el odio en los bares, balcones y/o ataques de histeria. 

 

Este Mundial separa. No existe un sentimiento de fraternidad u ocio fraternal entre los equipos. Eso no existe, en este mundial. La receta para disfrutar de este Mundial es liberar todos los adjetivos «contra el negro y el moro y el diferente: todos ellos son gilipollas, yo no». Siempre he defendido la industria del espectáculo, por muchas razones. Una de ellas es porque no todo el mundo está dispuesto a disfrutar de su tiempo libre con una obra de Becket o una lectura de la Odisea. El entretenimiento puede ser tonto y hueco, pero siempre debe ser sano. Puede rozar lo enfermo, o pisarlo pero el fin del fútbol o cualquier entretenimiento debe ser la salud.