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¡Nacionalismo!

"¿El abrazo del alma?", Mundial del 78 ©Osvaldo Alfieri
«¿El abrazo del alma?», Mundial del 78 ©Osvaldo Alfieri

 

 

A millones de ciudadanos del mundo se les marcan las venas. Están nerviosos. Harían cualquier cosa con tal de que ganara su nación en esta Copa Mundial de Fútbol. Antes de entrar en materia, me declaro amante y esclavo de ese arte y ese sapientísimo- no siempre- universo de estrategias que es el fútbol. Quizás, el macrofútbol me aburre y me asfixia por los comentarios huecos y los tontos útiles.

¿Qué fútbol no me gusta?

 

No me interesan los acuerdos entre los jugadores o los equipos de fútbol cuando de vender goles o fracasos se trata.

 

No me interesa el nacionalismo en el césped.

 

No me gusta el odio en los bares, balcones y/o ataques de histeria. 

 

Este Mundial separa. No existe un sentimiento de fraternidad u ocio fraternal entre los equipos. Eso no existe, en este mundial. La receta para disfrutar de este Mundial es liberar todos los adjetivos «contra el negro y el moro y el diferente: todos ellos son gilipollas, yo no». Siempre he defendido la industria del espectáculo, por muchas razones. Una de ellas es porque no todo el mundo está dispuesto a disfrutar de su tiempo libre con una obra de Becket o una lectura de la Odisea. El entretenimiento puede ser tonto y hueco, pero siempre debe ser sano. Puede rozar lo enfermo, o pisarlo pero el fin del fútbol o cualquier entretenimiento debe ser la salud.