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Nuevos oficios

Me ha venido a la cabeza el antiguo oficio de las plañideras, esas mujeres contratadas para llorar en los entierros de difuntos que les eran desconocidos. Y me ha venido a la cabeza porque me he ido enterando de la existencia de nuevos trabajos que podrían, a simple vista, constituir una rareza por el desempeño estrechamente ligado a actividades propias del oficio de ser humano. Por si no lo recuerdan, las plañideras se remontan a la Antigüedad, y aunque en España fueron prohibidas en el siglo XVIII, porque sus expresiones de dolor rayaban el histerismo y transmitían una visión de endemoniadas que asustaba al clero, esta ocupación permaneció de manera clandestina en algunos pueblos. Y miren por dónde, hoy existen empresas en el Reino Unido que ofrecen el servicio de lloronas a la carta para asistir a duelos en que se prevé una baja participación, por la mala ralea del difunto o por su dificultad en vida para hacerse con una buena cartera de amistades y deudos.plañideras.jpg
Si bien consideré a las plañideras como un atavismo, dado mi ingenuo prisma de la naturaleza de las relaciones sociales, ahora que voy conociendo estos nuevos oficios regresa a mí una cuota de estupefacción, nada trágica, por cierto, que me hace considerar a las antiguas lloronas postizas como un acierto para corregir los rotos que generan los desajustes o las anomalías de las relaciones sociales. Continuar leyendo «Nuevos oficios»