Publicado el

La basura

Cuando sometemos a las rutinas de la vida ordinaria a una observación morosa desde la distancia o desde la suspensión del tiempo es posible que podamos descubrir eso que los simbolistas llamaban «correspondencias», una especie de revelación de una luz en la sombra que pone el foco en una actividad del espíritu distinta a la que realmente realizamos con el cuerpo.
Lo pensé mientras hacía algo tan prosaico como sacar la basura de casa hasta el contenedor. Compruebo cómo la bolsa se ha ido cargando de residuos que la van haciendo cada vez más pesada y maloliente. Pasa el tiempo y me ataca cierta pereza para sustituir la bolsa. Por fin la saco del cubo, recibiendo las últimas emanaciones que se desprenden de algo que comienza a descomponerse. La cierro, y hay en ese acto de cerrar una sugerencia de liquidación de una deuda, la cancelación de una incómoda presencia doméstica que parecía se iba a perpetuar a base de apretones cada vez más opresivos de los residuos contra el fondo del cubo. Pero al fin ha salido y el lazo que la cierra definitivamente certifica que en esa bolsa ya no entrará más basura. Y me dispongo a sacar una nueva, olorosa, impoluta, con sus paredes plásticas replegadas y dispuestas para hincharse como un globo invertido y recibir la siguiente remesa de nuestra basura que no termina.
Continuar leyendo «La basura»