Pensamiento con osteoporosis

Suelo echar una ojeada en la mesa de novedades de las librerías, aunque en ella no se encuentren títulos que me interesen. Es el modo de estar al tanto de los productos frescos. Y accedo a ellos siempre con la sensación agridulce de la profusión de publicaciones. Digo agridulce porque por un lado me reconforta la fecundidad creativa de tanto ser ilustrado y por otro me trastorna (voy a ser exquisito) la licencia universal que tienen algunos para publicar. No digo nada que no sea conocido y me temo que me tienta cierto paternalismo y cierta supremacía intelectual al analizar lo que hallo en el interior de ciertas publicaciones. Pero se me repite el pensamiento y la pulsión, y el teclado se me va de las manos.Mesa novedades libros.jpegAbro un libro de la citada mesa de novedades (por no ofender no diré ni autor ni título) y me encuentro con una edición muy agradable en cuyas páginas aparecen resaltadas ¿sentencias?, ¿aforismos?, ¿máximas?, que son la condensación de un pensamiento presuntamente hilvanado. He aquí unas muestras de la cremosidad psicológica (¿o antropológica?) contenida en el texto referido:
La más mínima tontería, la opinión más trivial nos puede hacer daño profundamente. ¡Prevénganse, pues, terrícolas! ¡Guerra sin tregua a las mínimas tonterías!
No se ha inventado el termómetro que mida el valor de las cosas. Hay que explorar, amigo, amiga; coloque usted sus celos, sus depresiones, sus deseos en la página de Amazon y verá cómo al instante caen sobre ellos las garras implacables de los tasadores.
Si ante cualquier obstáculo que te presente la vida eres positivo conseguirás todo lo que te propongas, tendrás motivación y ganas. La fuerza de este pensamiento atraviesa contratos laborales, convenios, desahucios, enfermedades y agresiones varias.
La familia de sangre no se escoge, es la que te toca, pero las amistades y relaciones sentimentales, sí. Una iluminación como un tenique ante el que zozobraras y se te desmoronaran tus convicciones más firmes.
Así es la vida: circunstancias, momentos, errores, aciertos, inseguridades, certezas… ¿Y cómo actuar para no equivocarnos? Aprendiendo. Y no se diga más. Una descripción lúcida de este deambular por el planeta y un principio de supervivencia insoslayable.
Ahora en serio, la autora no tiene culpa. Es más, diría que en los tiempos que corren, haberse parado a pensar y a escribir con cierto orden y cierta pulcritud tiene un mérito digno de reconocimiento. Pero me preocupa que estas frases vacuas, estas evidencias que emulan lecciones para la vida arraiguen en cabezas desarmadas y se instalen en ellas con la apariencia de un pensamiento vigoroso que no admite sino la calle recta y al fondo, cuando caminar por este mundo requiere no descuidar las bocacalles, ni las azoteas, ni los zaguanes, ni las ventanas indiscretas ni, sobre todo, las alcantarillas. Contribuir al armazón del pensamiento es meritorio y necesario, máxime en estos tiempos en que se prodigan las noticias falsas, el engaño y el relativismo moral.
La autora es joven y es disculpable su falta de recorrido. Pero ahí está su manual de supervivencia, publicado con gran alarde de mercadotecnia porque se trata de una influidora que llega a mucha gente. Y, como docente que he sido, sé cómo se posan las ideas descalcificadas en los jóvenes, y no tan jóvenes, que pasan mucho tiempo gobernados por las pulsiones emocionales y por una aversión a indagar en lo complejo. Por eso he dado en atribuirle a este pensamiento la enfermedad de la osteoporosis, porque son muy altas las probabilidades de que quiebre engullido por un modo de vida que cosifica y uniformiza, o abatido por no haber servido para solucionar las adversidades más gruesas.
¿Serviría el tutorial de nuestra joven influidora para comprender qué hay detrás de la verdad de un político español que promete que no va a pactar con casi nadie en las próximas elecciones, que someterá a quienes decidan romper España, que excluirá a los que tengan proyectos asamblearios y comunistas afines a los ideales bolivarianos, pero que defenderá con uñas y dientes la unidad de todos los españoles?

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