Este blog nació hace algunos años con la intención de unir dos pasiones, cocinar y contar historias, aunque también es cierto que ya necesitaba descargar el cajón de la cocina que rebosaba de libretas llenas de recetas y de recortes de revistas en un desorden espantoso.
Poco a poco me fui sumergiendo en este mundo virtual y conseguí que mis amigos y familiares dejaran de pedirme recetas vía WhatsApp (imagínense, pantallas y pantallas de texto) acababa con aumento de presbicia y casi llego a bloquear en mi lista de contactos a los más pedilones.
Eso sí, les adelanto que no soy chef y no lo seré jamás, la cocina no es mi profesión ni tan siquiera de manera frustrada. Lo mío es puro entretenimiento que nace del hecho de haber pasado horas y horas acompañando a mi abuela y a mi madre en la cocina. Yo era asmática e hija de maniática, así que fueron unas más que cuantas mañanas las que no acudí al colegio por tener o parecer que se acercaba una crisis.
A parte de esto, mi vicio confesable es comer y mi problema es que me gusta casi todo (y un casi muy pequeño) así que en este mundo tan virtualizado, lo que sí que me considero es una auténtica Eat Girl. Eso se me da de maravilla.
Y a partir de hoy y espero mantenerlo en óptima frecuencia, les iré contando lo que cocino, lo que como y lo que descubro en el infinito y sorprendente universo gastronómico…. Porque cada receta, tiene su historia.