Carta a José Sánchez R.
Existen numerosas víctimas de las llamas que desean acabar con mi tierra. Hay dos tipos de víctimas en este fenómeno. En primer lugar están las víctimas físicas, materiales donde se encuentran los vecinos de las zonas afectadas y alrededores; y todos aquellos que han sido desahuciados de sus casas, de su vida cotidiana, de la tranquilidad que necesita cualquier ser humano para sobrevivir. Por otro lado están las víctimas simbólicas donde se encuentra Don José Sánchez R.: víctima de una equivocación que le podría haber pasado a cualquier ser humano. Me repugna que la sociedad (parte de ella, me imagino) tome a este señor como el chivo expiatorio. El verdugo no es él, sino la clase política (autonómica y central) que no han previsto la desgracia. José Sánchez merece ser entendido: ¡un poco de empatía, por favor! Y a los que acosan a este ciudadano les digo: uno no debe escupir para arriba, porque el escupitajo cae sobre el ojo o el dedo acusador de los cobardes. Insisto, un poco de empatía.