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El día de la Hispanidad no es para fachas

 

Felicité a un familiar por el día de la hispanidad con un « ¡viva España!», y me respondió con un «no seas franquista». Me quedé pensando. Cómo una niña de edad infantil asocia esa expresión de júbilo y orgullo a Franco. Le respondí: “si ahora digo «viva Ruanda», ¿sería franquista?” «No seas facha, tío», me contestó. Estuvimos hablando y parte de las reflexiones de esa conversación aparecen en este artículo. Parece que los españoles no podemos sentirnos orgullosos de nuestra nación. Es cierto que la expresión «viva España» parece propiedad de la derecha española. Pero, no es así ni nunca lo será. Viva España es para todo el mundo que se sienta español, haya nacido aquí o no. Debemos convertir esta expresión en la bandera de Estados Unidos para los americanos: en motivo de orgullo, de unión, de progreso. Pero, este país siempre va en contra de sí mismo. Viva España, y ya que estamos: ¡Viva el rey! Por muy republicanos o anarquistas que seamos no hay que humillar al rey, porque así se infravaloran las instituciones del Estado. Tenemos que diferenciar entre el debate monarquía/república y las faltas de respeto a Felipe VI. Lo tienen amargado. No tiene culpa de lo ha hecho su padre. Como bien dijo Cayetana Álvarez de Toledo: los hijos no somos responsables de lo que hacen nuestros padres. Su padre supuestamente se equivocó, aunque todavía no lo haya dicho ningún tribunal. Es más, creo que todo es una excusa para acabar con la monarquía por detrás. En la vida y la política hay que ser educado y elegante para echar a alguien. Planteen un referéndum, luchen por conseguir la república- o la monarquía constitucional-; y dejen de amargar la vida pública y privada a Felipe VI.

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Carta a Juan Espino “El Trota”

 

 

 

Juan Espino, eres uno de los mejores embajadores de Canarias en el mundo. Tu labor en Senegal o en Estado Unidos es admirable, por tu capacidad de unir culturas sin renunciar a tus raíces canarias. Siempre que puedes patrocinas Canarias en el mundo. Una labor encomiable. Todo tu esfuerzo se queda en nada con el espectáculo que montaste en La Resistencia con Ignatius. Sentí vergüenza ajena.  ¿Ser canario se cuantifica según lo mucho o poco que defiendas el refresco Clipper? Qué vergüenza. Lo más iluminador fue el comentario del Ignatius: «Cuádrese ante su mencey». Ustedes dos han hecho el ridículo de la década. Dos canarios, uno de Gran Canaria y el otro de Tenerife. Juan, se te notaba incómodo y ponías caras de asco- a lo Rafa Mora- humillando a tu paisano. Estuvo bien simular la lucha canaria, pero no dejando al cómico tanto tiempo encima de ti. Lo noté asfixiado. No me gustó. Tu actitud en el programa de Broncano no te hace justicia. Cuando uno se llama Juan Espino “El Trota” no se representa a sí mismo, sino a mucha gente. Eres una estrella, por eso no debes alimentar el odio Tenerife-Gran Canaria (mencey-guanarteme) ni crear conflictos de la nada. Fuiste con tu bolsa de gofio, Clipper y demás cosas, ¿no habría sido más interesante promocionar la denominación de origen canaria sin meterse a medir la canariedad de nadie? Decías que «Clipper es algo sagrado» e Ignatius en la misma línea. Señores, parece que en Canarias desayunamos Clipper. Promocionar está bien, pero no tanto, no tan descarado y menos metiendo cuestiones de mal rollo (odio) entre las dos islas capitalinas. Y todo esto sin distancia de seguridad.

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Carta a Josefina de la Torre

 

Josefina de la Torre, años 20. Copyright Biblioteca Nacional de España.
Josefina de la Torre, años 20. Copyright Biblioteca Nacional de España.

 

Estimada Josefina: El tiempo nos ha enseñado, a vos y a mí, que todo se encuentra. Hasta uno a sí mismo; uno con los otros, uno con el mundo y uno con la nada, porque al fin y al cabo somos una nada que se perpetúa en hijos y nietos. Rondabas por las sordas paredes sin saber que eras fruto, fruto bello que da sombra a miles y miles de estudiantes que se han replanteado la maternidad por tu poesía. Todos ellos somos tus hijos. Considera a cada uno de los lectores que han pasado por las sábanas de tus páginas como hijos tuyos. Permíteme el halago, quizás la osadía: eres maravillosa, una mujer que cantó bailó y se lo pasó bien en una época donde ser feliz no estaba de moda. Duele querer dar frutos y no poder, pero la adopción es la solución: dar fruta a quien no la tiene, dar una mejor vida, un cariño inmenso y tener un hijo de la vida. Ese niño ha sido parido por la vida, pero usted podría ser  su madre. Te digo otra cosa, algunas veces es mejor no tener hijos a tenerlos. Son muy pesados y otros acaban con la tierra, la esencia y la armonía de quien los cría.

 

Un beso,

Sikabi.