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Los mediocres no son escritores II

¿Estos mediocres habrán leído a Borges? ©Vasco Szinetar
¿Estos mediocres habrán leído a Borges? ©Vasco Szinetar

Parece que cualquier periodista tiene el derecho de considerarse a sí mismo escritor. Licenciarse en periodismo y ¡úpa!: doble salto moral sobre la piscina de la literatura. A estas alturas muchos periodistas se han tirado a la piscina (vacía o llena, según mande la santa editorial), otros continúan tomando el sol sobre la piedra dura y uniforme de la fama. Cuando me da el punto me considero García Márquez ( gran periodista sometido a la ideología del tac-tac). Pido un mes de vacaciones a los de la tele o el periódico. Escribo un libro sobre los conejos/conchas/esmeraldas/melocotones que me he metido en la boca, ya soy Marguerite Duras:

 

Me paran por la calle.

 

Me invitan a las grandes embajadas representando la cultura.

 

Me piden consejos amatorios, a sabiendas o no que soy un fracaso en el amor.

 

El periodista es aquel que habla y escribe de todo sin saber de nada. Es el arte de engañar o informar con las palabras, o simplemente engañar como ocurre con el periodismo fake. En España todo el mundo es periodista. Facebook y las redes sociales han dado voz a cualquier bloguero que no escribe ni leer. Todos somos periodistas: opinamos, comentamos, juzgamos, investigamos, sabemos de arte y política, nuestra opinión vale tanto y más que la del señor que se ha formado. En resumen, todos somos periodistas en este país hasta que se demuestre lo contrario.

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Los mediocres no son escritores

Unos salvan libros, y otros pasan de ellos
Unos salvan libros, y otros pasan de ellos

Los escritores de mi generación son profetas. Tienen un séquito de palmeros (y palmeras putrefactas), que les escuchan hablar en nombre de la Divina Providencia, o lo que es lo mismo en nombre de la literatura sin conocerla. No conocen las sagradas escrituras, dicen que son un tostón. Otros dicen que no tienen tiempo.

Otros dicen que los clásicos están pasados de moda.

Otros se pelean con uno.

Otros siguen leyéndose a sí mismos.

Otros muchos se pelean con su mediocridad.

La literatura está en la UVI, como dijo Savater. Ser escritor, he aquí una definición para los descarados que se las dan de escritores, es recorrer mil universos, es leer e intentar entender a miles y miles de autores. La cosa literaria en Canarias está malita. Por eso estamos a la cola de la cola de las literaturas de provincia, hoy. Ponte buena, cariño.

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Belen Esteban, nueva ministra de Cultura y Deportes

©Màxim Huerta
©Màxim Huerta

«Estamos frente a un pelotón de pistacho. Alguien se para en seco. Comienza a esnifar pistacho. Se ahoga y lo nombran ministro socialista», este es el resumen curricular de Màxim Huerta. Un valenciano que presentó durante unos años los informativos del Canal Nou (caído en desgracia, D.E.P.) y, posteriormente, el destino (…) lo puso frente a los informativos de Telecinco. Los años pasan. Le sigue gustando la tele. Comienza su andadura, en la ermita-plató de Santa Ana matutina. La misma santa que acabaría expulsando a Màxim, ¡a la calle! Pero, antes escenificaron un baile juntos (bailar pegados es bailar/ igual que baila el mar). Un baile. Una reconciliación con la princesa de las mañanas. Un ministerio y una polémica. Polémica es la mano que le ha escrito el currículum a nuestro ministro (qué bien suena, eh, señor ministro); esa mano de polémicas y verborreas matutinas que hablan sin hablar y que desembocaron en su esnobismo ministerial. Ministros de esta teledemocracia, que no han dado palo al agua (e indispuestos a hacer deporte, qué sano cariño…). Siempre han leído el teleprónter. Está bien verlos rellenando las horas de las jubiladas, de los que juegan al cinquillo en el Parque Santa Catalina, de las gentes que desean escuchar gritos o movidas televisivas. Pero, puestos a elegir prefiero a Belén Esteban. Nos ofrecerá más titulares. Se negará a saludar al rey, se rascará las axilas en rueda de prensa, gritará (¡bien fuerte, guapaaa!) en el Congreso de los Diputados. Belen será mejor ministra que Màxim. Pero, Belén robará con su estilo directo y trash más votos.