Las Canteras
Quiero, pero no debo. Quiero mezclarme con el mar sin convertirme en un narcosireno. Sólo quiero pasear por la orilla. Ver el horizonte. Sentir el frío mañanero que espabila a los obreros y a ese ejército de niños- y madres- que van al colegio Fernando Guanarteme. Quiero mar. Para saciar mi espíritu tengo que ver el mar, escribió Saulo Torón. Esta frase ya forma parte del ecosistema de Las Canteras, junto a la escultura del pescador. Ese pescador- o pescadora-es el artesano que se levanta para pescar, redactar sentencias, labrar o trabajar por el progreso de toda la sociedad. Me debo a la paciencia y a estos días hermosos, donde aprovecho para estudiar y disfrutar de cada instante. Somos humanos, nos podemos adaptar a casi cualquier ecosistema. Estoy adaptado a esta situación, a pesar de tener a Las Canteras muy lejos- y a la vez muy cerca-. Pronto volveremos a escribir poemas sobre la arena, pronto nos bañaremos en las aguas sagradas de nuestra playa.