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Especies bibliotecarias

Templo de las especies bibliófilas
Templo de las especies bibliotecarias.

 

Todas las subespecies humanas se encuentran en una biblioteca. Nunca falta aquel (casi siempre en masculino) que observa películas o fotos de altos grados centígrados. Tampoco falta la loca que te cuenta su vida o, directamente, se la inventa: hoy es pitonisa, mañana médico y pasado viajera en el tiempo. Lo mismo estuvo desayunando con Enrique VIII o aprendiendo idiomas con Cleopatra. El ecosistema de la biblioteca es especial: convivimos los locos y los genios. Algunos van a estudiar: otros van a hacer cosas malas: otros pasan la tarde hablando con la segurita y casi todos son felices. Cada uno a su manera: desde estudiar a pasar el día. Todos hacemos lo posible por ser felices. Hace un momento me he referido a la loca que viaja en el tiempo. No es la única. Yo también viajo en el tiempo. Leer a Ibn Jaldún durante unas horas es viajar a las calles del Damasco de antaño, pero solo viajo si lo leo en la biblioteca rodeado de toda esa especie humana: es broma. Yo a lo mío y ellos a su suyo. Cada uno a lo suyo, mientras se haga en silencio y sin molestar al otro. Vivan las bibliotecas donde el silencio, el respeto y el amor por el conocimiento cohabitan.

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Kafka tenía derecho a ser incinerado

 

Franz Kafka
Franz Kafka

Creo que leyendo a Kafka le estamos faltando el respeto. Si la decisión del escritor fue quemar su obra, porque en esos papeles estaban sus miserias, sus miedos, sus locuras, sus amores, sus desamores, su vida e incluso parte de su muerte: se debió respetar su voluntad. Su amigo Brod fue desleal a Kakfa, y en la misma línea está la Esther Hoffe, su secretaria; ninguno de los dos respetó la voluntad del difunto. Realmente me siento mal. Es una tontería (puede ser), pero: si yo le dijera a mi familia o alguno de mis amigos quema esos papeles, porque no (¡no!) quiero que vean la luz. Y estos no cumplieran mi voluntad. Mmmm: me molestaría mucho, sería una traición (es una exageración, pero es una traición). Esos escritos eran propiedad de Kafka, y por ello se debió respetar la voluntad de su creador (si nos ponemos juristas). El autor de «Carta al padre» tenía derecho a la intimidad, ¿por qué usted señor/señora/señorx lector (me incluyo) debe saber las intimidades del escritor kafkiano? Kafka tenía derecho a ser quemado, más allá de la belleza inteligente de su literatura.

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Filalisis

Dijo un griego que jamás te bañarás en el mismo río dos veces. Las cosas cambian y las relaciones humanas también. Ahora todo es líquido. Todo es frívolo, casi todo es aquítepilloaquítemato, vendo millones a precio de céntimo. L’amour, como cantó la Callas, es un pájaro rebelde… al que hay que explicarle las cosas. El amor es un mentira para el posmodernismo, es un verdad líquida que cualquiera puede transformar en lo que quiera (cada uno interpreta el amor a su manera olvidando la fórmula). Las relaciones humanas están sujetas a la moral, a la personalidad de las gentes, a la ética y a la fórmula mágica de la lealtad. Aquí cada cual hace lo que quiere: todos hablan de sus emociones, de sus derechos, de su corazón; ¿y el corazón del otro? La gente (concepto abstracto que todos utilizan como si no formarán parte de la gente) ya no es leal, no cree en: 1+1 igual a la verdad del 2 como escribió el amante filalisis de Zizek, Alain Badiou. Sin esa ecuación no existe la verdad del dos, ni con el ménage à trois ni con esos poliamores desconfigurados (amar a tres a las vez y que estos se amen entre sí, ¿hasta cuándo, alma de cántaro?).La gente pasa de tó. Está perdía y se cree profeta, ¡qué días más raros! Parece que el amor se alimenta de la venganza y la amistad de la envidia. Óle por ese gitano que escribió estos maravillosos versos:

 

Yo estoy perdía y m’alegro

De verte perdío a ti;

Y otro perdío s’alegra

De verme perdía a mí.