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La no-tragedia (¡espero!) en una noche de verano

 

La noche silenciosa. Dos amigos conversan. La conversación se torna en una carrera en contra de la tragedia. La ambulancia no tardó nada en venir. Un coche volcado, después de romper la valla. Familiares y amigos lloran con la rabia del condenado a muerte. La fiesta se tornó en desgracia, en pena, en un camino que habría llevado al conductor a darse un paseo con Caronte. Dicen, supuestamente, que fue culpa del alcohol. Hay que tener cuidado. No hay que coger el coche en esas condiciones, el coche es un arma de matar: si no se emplea correctamente. Un coche sale de su carril. Se sube a la rotonda. Pierde el control, cae al barranco y espero que no haya sido el final de esta historia. Espero que no haya muerto. Todos los que estábamos en esa escena comenzamos a rezar. Minutos después se escuchó un grito. Dicen que escribir es rezar. Hoy rezo escribiendo a Dios y a la suerte: ¡ojalá no se haya muerto! ¡Ojalá no vuelva a coger un coche en esas condiciones! Mañana saldrá la noticia en los diarios. Ahora me voy a dormir. Mañana tengo clases. Quiero levantarme con la alegría de saber que estás vivo y que tu gente, y todos los que estábamos ahí, terminemos esta historia con final feliz.

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El lector de André Breton

 

Esta mañana-la de ayer- estuve en la librería Sinopsis. Un joven hablaba de Breton como si fuera su vecino del bloque de al lado. No pude resistirme: ese espíritu de reportero de guerra o maruja de barrio me lanzó a preguntarle, a abrir una conversación con él. «Te gusta la literatura francesa, ¿eh?». Me respondió muy tímidamente que sí. Y poco a poco, casi como un cirujano, fui creando algo que no sé si se podría llamar conversación o diálogo de un neoplatonismo extraño. Los jóvenes lectores, o los jóvenes genios como este lector de Breton, tienen un mundo interior tan hermoso (¡tan universal!) que, en muy pocas ocasiones, comparten con el mundo. Creo que no se equivocan, ¿para qué compartir tus ideas con el mundo si no quieres? Los sabios buscan su crecimientos personal: escribirán mil tratados de poesía y física, pero primero crecen ellos y, después, si cuadra la cosa sacan esa criatura al mundo.

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Comunicado de la Facultad de Ciencias Jurídicas

 

A 10 de septiembre de 2019, la Facultad de Ciencias Jurídicas está sufriendo un grave problema que afecta a la gran mayoría de alumnos. Existe un supuesto error informático con la asignación de grupos- y asignaturas solapadas-que ha provocado un caos, que no ha permitido el curso regular de las clases. La Administración, por otro lado, no atiende a los alumnos –no ayuda a buscar un solución- tanto que, hoy, dejaron a cientos de alumnos sin ser atendidos. A esto se le debe añadir las malas formas del señor administrador, que fue preguntado por una alumna sobre esta situación y la respuesta del señor fue: « vete a mamarla». Malas formas que vienen acompañadas por una nula autocrítica: qué si el programa está saturado, qué si la culpa es del Rectorado (parte de razón tienen, porque llevan años sin solucionar un problema de personal que nunca llegan a contratar), qué si la gente no subió los documentos (falso, ya que muchos han subido sus respectivos documentos y continúan sin grupo). Por todo ello, exigimos más personal- cualificado, preparado y mínimamente educado– en la Administración. Exigimos, a su vez, que la Administración amplíe su horario de tal manera que abra por la tarde, al menos un día a la semana. Y por supuesto, solucionar este problema que nos ha dejado (a la gran mayoría de alumnos) vergonzosamente sin clases. Esta situación no es puntual: se repite año tras año, descaradamente. Pedimos una solución a todo este caos que denigra la imagen y la calidad de la ULPGC.