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Literatura látex

 

Arturo Pérez-Reverte, el embajador de los condones multiusos. ©José Luis Roca
Arturo Pérez-Reverte, el embajador de los condones multiusos. ©José Luis Roca

 

Existe una literatura látex que provoca arcadas. Escriben sobre lo mismo, hablan de lo mismo, ríen y discuten sobre lo mismo; lo peor es que los temas y el estilo es el mismo. Para ellos la literatura sólo se entiende con preservativos. Repugnante. Comparten el mismo condón, después de cada coito literario. Casi todos padecen ETS que provocan dolor, angustia y ansiedad en sus partes íntimas. Dicen creer en la libertad, pero hasta para copular tienen un código. Deben hacerlo a una hora concreta, con personas afines y con un esquema ideológico concreto. Sólo fornican entre ellos y por eso muchos tienen lo que tienen. Han recurrido a casi todos los médicos con la intensión de curarse. «Dejad de hacerlo», les dice el médico pero ellos continúan esa orgía de cuernos y vómitos sintácticos. Acuchillan a su colega para después follarse el cadáver. Se venden y compran. No creen en la independencia, por eso escriben y existen con miedo. Beben de sus propios vómitos para seguir creyendo en sí mismos, o el de sus camaleónicos aduladores. Viven en San Borondón sin conexión a internet, pero se creen inmortales.

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Cartas amistosas

La correspondencia es una necesidad en mi vida. Escribir y ser escrito por un amigo, un buen enemigo o un conocido. Comunicarse es un milagro. Ese proceso de juntar caracteres; darles vida, poder, sentimiento, música e invitarlos a caminar en una sintaxis, es el punto más alto de la pirámide humana. Acabo de recibir la carta de un buen amigo por whatsapp, ¡bendita sea la amistad!

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Esnifarse el polvo de “Ulises”

 

Estaba obsesionado con entender la esencia del “Ulises” de Joyce. Un buen día tomó los dos tomos de su “Ulises” y comenzó a romperlo. Convirtió el libro en hojas sueltas. Las hojas sueltas en pequeños trocitos de papel y cartón. Y todos los trocitos en polvo. Comenzó a esnifar ese polvo literario por vía nasal. «El “Ulises” está dentro de mí, no hará falta releer más. “Ulises” forma parte de mí».