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El corazón es una lenteja

Composition with the Sun, ©Mordechai Ardon
Composition with the Sun, ©Mordechai Ardon

Su corazón tenía la forma de una lenteja. Según quien lo amara, ese “puño de amor” se convertía en una patata, en un garbanzo o en una lata de atún que comían los gatos de la noche. Más que un corazón era un cuento kafkiano: siempre cambiaba de forma. El domingo pasado se encontró con el amor de su vida, y cómo no el corazón se transformó en un ángel de grandes dimensiones. Gabriel, según los mamelucos que lo vieron, medía lo mismo que un baobab. Este corazón era mucho, mucho más que Gabriel o cualquier representación humana que se haya podido hacer sobre un ángel. Ese corazón era como el fuego, era como el río de Heráclito; fue un ángel que trascendió más allá del habitáculo donde se esconden los corazones humanos. Trascendió, para volar contigo.

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