Noel Olivares pertenece a la tradición de los profetas, porque él es el mesías de la poesía (en cualquiera de sus formas). Su literatura, en prosa o verso, es un libro sagrado como la torá, la biblia, el corán o el aleph de Borges. Noel no comparte los valores de Borges. No le hace falta venderse a un dictador, como hizo Borges. No le hace falta vender el cuerpo sacro de su palabra a un partido político o grupo editorial, como hizo Borges. Noel es la salvación. Siempre que lo veo me invade un sentimiento de especial alegría. Es lo que se siente cuando se trata con un Cristo o un Lao Tse. Noel, hoy no tiene la repercusión que merece. «Disfruta de la bonhomía de sus allegados, de alguna fama entre sus amigos y un reducido círculo de fieles lectores», escribió en el prólogo de «El peaje del diablo». El autor de este sagrado libro es un poeta que no produce el pienso de los intelectuales. No escribe para el aplauso de los otros o para ganar algún premio literario (todos o casi todos amañados). Noel escribe literatura, es un escritor como lo es Chateubriand o Cervantes. Hace unos minutos terminé de leer «El peaje del diablo», publicado por ATTK Editores; disponible en Amazon. Libro que eleva el espíritu del lector hasta convertirlo en un superhumano. Relatos inmortales donde la tía Herminia se convierte en un cuervo y El Partido en la carne que no tiembla. «El Partido limpia los rastrojos, la mala hierba y yo soy un mero ejecutante. Ellos me dicen: «Haz esto» y yo lo hago. Ellos exigen obediencia ciega y yo obedezco ciegamente.», describe el poeta. Retrato de los intelectuales, afirmo, de esta era posmoderna, posmarxista en la que obedecer es salvarse del ostracismo. Intelectuales que cumplen ciegamente las órdenes de sus partidos/grupos editoriales, para seguir existiendo como existe Almudena Grandes con los que la impulsaron. O Juan Manuel de Prada con el sol que más calienta. Noel es el escritor puro, honrado, libre (ellos no lo son) que crea universos de la nada.
Un comentario en “Noel Olivares”
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Acabo de descubrir a este magnífico escritor a través de «Prosas crepusculares», un compendio de relatos íntimos y escabrosos con reminiscencias cioránicas en el lenguaje que ahonda en lo más profundo de la psique.