Publicado el

El hombre de las aceitunas

 

Mirad al hombre moreno de pelo largo, pantalones vaqueros, sonrisa firme y ojos claros que va todos los días de casa al templo y del templo a la oficina. Su rutina cambia todos los viernes, cuando va a una cueva a esconderse del mundo porque hay que esconderse, algunas veces, de todo. Ahí está con su puñado de aceitunas. Cada aceituna que se lleva a la boca es un enemigo menos que tiene, que perdona. Se alimentaba y enterraba después los huesos, porque eso le enseñaron las piedras de esa cueva: a perdonar, a enterrar el pasado y ver con paciencia cómo crece el olivo.

Publicado el

1000 km/h

 

Pedro, una estrella del chow y la vida. Hay personas que iluminan más que una estrella. Toda su buena vibra, su luminosidad divina te alegra la vida. La vida es un color. Pedro es el círculo cromático: visto desde la luna, Marte y Saturno. «Amelia-Suzanne Kraft Remix» suena en mi Spotify. Hay momentos donde quiero exiliarme de aquí, del paraíso. Pero, con Pedro supe que el paraíso y el infierno lo crea el individuo. Me quedo con el paraíso. La alegría de vivir. El pum-pum del tecno. Una noche eterna. Un coche a 160 km. El aire soplando. Adrenalina que se mueve con el compás de la música como el cabello rizado de quien conduce. La noche termina. La vida sigue. El paraíso está en el mazo con el que creamos nuestra vida: pam-pam. La noche no termina, continúa como la humanidad sobre la tierra: el remix de brazos, manos y el sudor que maquilla las piedras con pendientes, un pantaloncito rosa, unos calcetines con estampado rally y una amistad que nace en la madrugá.

Publicado el

Cómo ligar en el 2020, el amor posmoderno

Fotografía del genial Javier Garva©

 

 

 

 

Una de las muchas formas de ligar es comentando la foto, o el estado- en Instagram- del crush de uno. Me gusta gustar, pero en este caso no ha habido respuesta. En estas cosas del amor verdadero, concepto que ha pasado a la historia, mientras el amor líquido, del enamoradizo de Bauman, toma más fuerza con todas las aplicaciones que nos facilitan nuestra vida amorosa o sexual. Este amor en tiempos de Instagram vale lo bonito o feo, que hayas planteado tu perfil. El amor posmoderno es eso: un perfil bonito donde cazar. Todo en la vida se ha vuelto una Tinderización o una badooística. Todo tu ser se limita a unas fotos, y a un texto donde describes lo que buscas: para cuándo y qué buscas más allá del deseo- o el deseo, simplemente-. Todo es líquido. Las personas que ligan tienen ansiedad. La ansiedad de los 21 minutos. 7 para hablar y hacer caminito para los otros siete minutos, que pasamos encima de una cama o una encimera. La realidad es ansiedad. Todo va deprisa. Te modernizas y aceptas las reglas, o te estancas en el amor romántico y en la virginidad hasta el matrimonio (concepto utópico donde los haya, en una sociedad donde las sillas y las ventanas tienen ganas de un polvo; y chao).