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La represión

Édouard Louis es el ejemplo de pensador honesto consigo mismo y con el poder. ©Christopher Olssøn.
Édouard Louis es el ejemplo de pensador honesto consigo mismo y con el poder. ©Christopher Olssøn.

«El intelectual no debe reprimir su libertad de expresión a cambio de unos euros en su cuenta corriente», escribió un colega americano mientras casi todos los intelectuales europeos se comprometen, hoy, con la pasta y la falta de valores. El intelectual debe tener un compromiso consigo mismo, con sus ideas, con sus artículos, con su ideología más allá de lo marque el gobierno o el grupo editorial donde pueda trabajar. El intelectual debe hacer de torero contra cualquier miura que amenaza o chantajea su libertad de expresión, su libertad de pensamiento. El pensador (término más bello que intelectual, porque en esta era cualquier «básico» es intelectual. Se escuchan unas carcajadas) o el sabio tiene que hacer lo que quiera, siempre que respete sus valores y principios. El intelectual debe comprometerse consigo mismo, respetarse y no autoreprimirse para tener más lectores, más amantes, más amigos, más prestigio social. Todo eso vendrá, pero siendo honesto. Los honestos, como escribió Pierre Louys, llegarán al cielo. No todo es fama, no todo es quedar bien, no todo es alcanzar el cielo en vida. Lo único que deseo es existir en mi cielo interior, y dejarnos de máscaras y hambre (somalí) por el aplauso.

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La mano invisible del coordinador

«Mao», Andy Warhol (1972).
«Mao», Andy Warhol (1972).

«Soy el coordinador segundo del área de igualdad queer de la zona franca del municipio del esnobismo», todo el mundo quiere tener un puesto en la sociedad. No está mal, pero obsesionarse con publicar fotos de aquí y allá es estéticamente aburrido. Promocionar, publicitarse, darse a conocer es sano, positivo y recomendable para todo aquel que quiera llegar: ¿adónde? Todos quieren llegar, pero a qué: ¿a ser felices? Con estas palabras pido- si es posible- naturalidad a todos los coordinadores oníricos o reales ahogados en su esnobismo de laberinto. Se escucha un grito. Es la voz del coordinador que llora. Quiso ser coordinador, secretario del Partido o dueño de un sofá institucional, pero olvidó su condición humana: ser feliz.

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Feeling Good

Es una noche sincera: honrada por la presencia de los amigos que hablan con el alma, el alma de quien comparte comida. «La comida no se comparte con cualquiera, simboliza un sentimiento importante con el otro», exclama el sirio apátrida. Compartí platos, confidencias, vasos, vinos, carnes y noche, sagrada noche por conocer- reconocer- a buenos compañeros, que hoy son aves que recorren la luna para convertirla en sol; y el sol en luna. El sentimiento de pasar de amigos a compañeros es más que parecido al de salir por la vida, encima de los hombros de un profeta y un puñado de oles. Uno es un buen compañero, y la vida lo recompensa con la fraternal comida entre unos compañeros convertidos en amigos; en amigos de buen corazón, gente feliz organizada por el venerable trono del Cid de Pablo.