Los amantes
Hoy es un buen día para llorar de alegría. Abrir la boca y clamar a Dios: «Belleza, más belleza». La belleza de los buenos días. La belleza de las lágrimas que caen sobre una mejilla, para después convertirse en un lago donde los amantes fornican o buscan a su Caronte. El Caronte que los casará más allá de la tiranía paterna. Los amantes no son de este mundo ni del otro, ni de los otros. Los amantes son una canción a las 8: 20 de la mañana, o una leyenda que va de boca en boca. ¡Dejadlos en el regazo del amor! ¡Dejadlos vivir viviendo en sí mismos, uno en el otro! Lo habéis conseguidos: los amantes ya son piedra, piedra que pule un albañil para convertirla en una obra de arte que regala a su amada, a sus hijos, al mundo; al sol y a la luna que fueron testigos de su constancia.