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Veneno: una serie salvaje

 

 

La serie “Veneno” es algo más que un homenaje a Cristina Ortiz, la “Veneno”. Es un manifiesto a favor de la libertad (ya no sólo sexual, sino del individuo), de ser uno mismo a pesar de los impuestos que tuvo que pagar por ser ella. Comenzar la serie con “como en todas las historias de ficción, hay en ella algo que es profundamente verdadero” es una tautología. La serie que plantean “Los Javis” es subjetiva, porque hay muchas versiones de la Veneno. Para los creadores de la serie es una leyenda, mientras que para Jorge Javier Vázquez es “una mujer excesiva y desordenada”. La Veneno es lo que cada cual quiera ver, o haya visto en ella. Es una leyenda de la televisión tal y como la entendemos, hoy. Pepe Navarro tiene los millones que tiene gracias a ella. Cristina siempre fue el comodín de oro, para los programas de entrenamiento. Cuando el share bajaba; ahí estaba la de Adra con sus salidas de tono, su humor y su carisma. Ha dado de comer a muchos (dentro y fuera de la televisión), a muchos hombres. Fue víctima de su pasión. Amó a sabiendas que no la amaban. La Veneno estaba enganchada a muchas cosas, y una de ellas fue al personaje de «Angelo» interpretado por un ligero Ciro Petrone– un alter ego de Andrea Petruzzelle: un chapero que le sacó los cuartos-. Ella lo sabía. De alguna manera compraba ese cariño, esa pasión, ese falso amor que le duró lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio. En cuanto a cómo plantea la serie esta realidad, sólo puedo decir «´bravo» en cuanto al guión y al reparto. Me impactó mucho ver a Desirée Rodríguez como Paca la Piraña. Los responsables han sido muy valientes rescatando a Desi de GH, una transexual que funcionó durante un tiempo en la tele para después hacer un poco de porno- hasta que este último, también la abandonó-. Lola Dueñas es una reina interpretando a “Faela Sainz”, la reportera que descubrió a la Veneno. Isabel Torres, mi paisana canaria, ha hecho un trabajo en cuanto a la pronunciación bestial. Es impresionante que en su estado de salud pueda tener esa fuerza y alegría, y sin que casi nadie supiera lo de su enfermedad- hasta que lo hizo público-. Además de ser una gran artista que, muy pronto, será reconocida por la crítica. Daniela Santiago, también, será reconocida- estoy seguro-como una mujer atractiva, que sintetizó todo el erotismo de “Veneno”. En cuanto al cameo de Ángel Garó: gran actor, que no ha sido reconocido. La serie puede ser un trampolín para él, con el fin de superar esa imagen que proyectó en Telecinco. Ángel Garó es un hombre muy culto, un hombre que ha sido secuestrado por la escenita del balcón y las broncas televisivas. Otro personaje que merece atención es Jedet. Estuvo genial, menos en esa versión cutre y aburrida de “Veneno pa’ tu piel”. Jedet canta muy bien, pero deberían haber puesto la voz de la Veneno; con todo lo que supone oírla cantar: «Mírame, quiero que me digas toda la verdad». La Veneno fue verdad, la misma verdad que plasmó Valeria Vargas en esas memorias y que, ahora, los Javis plasman en esta maravillosa serie. Alguien quiso silenciar a la Veneno, pero ahora su serie es un micrófono en el que canta desde la inmortalidad: «Soy la magia, soy el hada que se clava en tu mirada. Soy la tentación prohibida, que te va quemando el alma».

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Carmen de Mairena ha muerto

 

¡Olé, Carmen!
¡Olé, Carmen!

Carmen era nuestro icono más transgresor. Libre, simpática y buena persona. Vivió como murió: sin nada. Fue un ser humano tremendamente generoso en el amor y en la calle. Por amor transformó su identidad; y de la calle rescató a toxicómanos, putas, marginados sociales, etcétera. Carmen fue un ángel para los que tuvieron la fortuna de convivir con ella. Fue generosa, sí, demasiado generosa. Todo el mundo iba a casa de Carmen a pedir dinero para un pan, un porro, un condón o una dosis de heroína. Fuiste una mujer con una sensibilidad para el cante y el baile maravillosa. Tuviste como referente a Doña Carmen Amaya, un genio bailando. Tú, Carmen, fuiste la princesa de la tele. Diste de comer a muchos ejecutivos y tertulianos, para después acabar con tus cuadros-con tus pelucas, con tu maquillaje y con tu bata de cola-en la basura. ¡Qué poco respetamos a nuestros referentes! Nos has hecho felices. Eras algo más que un personaje televisivo. Fuiste, y seguirás siendo, una voz de oro que desde «El Cangrejo» de Barcelona se volvía eterna.  Cantabas con el corazón y con ese mismo corazón de claveles te dedico, tu canción:

Carmen, Carmen, Carmen… ¡Carmen!
Se murió Carmen, y España entera lloró.

Del somorrostro a la playa, ya su estrella se apagó
Se derrumbó su muralla, como la de Jericó.
Carmen, Carmen, Carmen…¡Carmen!
Se murió Carmen , y el mundo entero lloró.

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Estefanía (Nia) de Operación Triunfo y los leviatanes musicales

 

 

Estefanía (Nia) en Operación Triunfo.
Estefanía (Nia) en Operación Triunfo.

Eres una estrella. No te hace falta ganar diez grammys para demostrar que eres una pantera negra que arrasa con estilo, carácter y carisma. Eso no se aprende en Los Ángeles, ni se enseña en la Academia de OT. ¿Quién le iba a decir a una niña de Costa Ayala que iba a llegar tan lejos a nivel nacional? Le queda mucho por recorrer, siempre que narcotice a esa pantera que lleva dentro. Ha levantado muchas envidias desde el primer segundo. ¡Estefanía, van a por ti! Debes ser fría como un iceberg, si quieres volar alto y ser algo más que un juguete musical-que se pasea por las ferias de los pueblos o se lía con algún futbolista para seguir existiendo a lo Edurne-. Sé tú misma. Vales oro. Ya han abierto tu fichero. Lo saben todo de ti. Abrirán el cajón de mierda. ¿Y qué? Siempre que seas tenaz y sigas creyendo en tu arte; no recurras a un reality o a un montaje para seguir existiendo en el mundo del espectáculo: el mundo será tuyo. ¡Qué hablen! Olvídalos. Cree en ti misma. El mundo del arte- del primero al séptimo- está lleno de monstruos, psicópatas, cabrones y cabras que por un poco de hierba «lo dejan todo». No te lo creas demasiado. Tú, Estefanía, vienes de abajo. No has tenido que vender tu alma al diablo para entrar en OT. La vida te lo ha demostrado: llegarás currando. Llegaste a Barcelona con esfuerzo. Continúas en Operación Triunfo con esfuerzo. Eres la mejor de la Academia con esfuerzo, constancia y mucha dignidad. Puedes ser Madonna sin necesidad de montajes o desnudos pornográficos. Recuerda este artículo (si te llega o te lo hacen llegar), porque los leviatanes te esperan en la calle. Querrán aniquilarte. Al mínimo fallo, ¡pam hasta que caigas! Sé simplemente como quieras ser. Tienes una diana en la frente. Lo siento, pero al mínimo fallo caerás. Ahí estaremos tus fans para levantarte. Los leviatanes van y vienen: son prostitutas o chaperos que venden su cuerpo por un puñado de gloria, por quince minutos de fama como decía Warhol; por hacer daño y a la gloria de la mediocridad. La mierda se descompone. El oro- tú eres oro de 24 quilates– sigue ahí, sigue ahí, sigue ahí hasta convertirse, por favor, en una corona para tu reino musical.